¡Qué ganas tengo de que se pase esta moda de internet! No es la frase de un visionario, sin duda, pero a más de uno se le habrá pasado por la cabeza después de escribir un tuit que no fue bien recibido, al encontrarse una avalancha de comentarios corrigiendo una información o al comprobar cómo una intervención es sacada de contexto. Lo de la «moda de internet» lo dijo un compañero de Antonio Lucas cuando la prensa empezaba a incorporarse a la red, y ayer fue comentada al analizar los claroscuros del periodismo y la escritura en las redes sociales en el diálogo de clausura que protagonizaron el propio Lucas, Manuel Jabois y Arturo Pérez-Reverte.
Los tres amigos compartieron con una cerveza su experiencia en las redes sociales, desde el punto de vista de dos periodistas en activo -además de autores- y el de un conocido escritor con millón y medio de seguidores en Twitter que también ejerció la profesión. El diálogo que clausuró el VICongreso Iberoamericano iRedes sirvió para conocer cómo los tres han ido aprendiendo a controlar lo que escriben a partir de lo que les ha ocurrido en las redes sociales. Pérez-Reverte incluso aprendió ayer, mientras charlaba encima del escenario del Fórum, que además de la tecla de bloqueo, Twitter permite silenciar a un seguidor.
Seis años después de estar en iRedes con Juan Luis Arsuaga, el creador de El capitán Alatriste confesó haberse vuelto más prudente y disciplinado a la hora de escribir en las redes «porque un tuit mío, sacado de contexto, se puede convertir en titular de periódico y hacerse viral, así que en la medida de lo posible intento no facilitar el trabajo a los estúpidos y los manipuladores».
«Twitter ha favorecido mucho al periodismo, pero también le ha perjudicado», aseguraron los tres al reconocer que «en internet hay mucho ruido y no hay filtros, y el que hace un comentario puede ser un erudito o un ignorante. Y eso, de alguna manera, perjudica la credibilidad del periodista».
Para Jabois la síntesis a la que obliga esta plataforma tiene grandes ventajas, sin embargo es también fuente de demasiada demagogia. En ese sentido Lucas recordó que en ocasiones se evitan ciertos términos para no provocar reacciones: «Twitter es una máquina de triturar palabras... y de crear otras nuevas, claro».
Los tres también coincidieron en la presión que añade el escribir en las redes: «Sientas la amenaza ante lo que te pueden decir y eso hace que a veces no escribas con libertad», comentaron al tiempo que recordaban cómo se han modificado ciertas informaciones en las ediciones digitales tras recibir una avalancha de comentarios: «Te hacen dudar de tu propia seguridad; de lo que sabes».
Después de analizar algunos de sus tuits más polémicos, Lucas, Jabois y Pérez-Reverte concluyeron su charla reivindicando un periodismo «digno», que no termine siendo una profesión mendicante.
Trol y censura ambiental
Antes que ellos la jornada contó con Carlos Langa (sustituyó a Joaquín Reyes, que se disculpó a través de un vídeo) y Quique Peinado, quienes dieron su punto de vista desde el humor del periodismo en la red. «A mí Twitter me gusta porque trabajas poco y no exige mucho esfuerzo», afirmó Peinado, al tiempo que reconocía haberse abierto muchas puertas con sus comentarios, pero también haberse cerrarse otras tantas.
Con humor recomendaron no alimentar al trol que hace comentarios desagradables «porque hay una susceptibilidad increíble». Peinado puso ejemplos concretos que le reprocharon como decir que en Asturias llueve todos los días(tal cual), que los cambios de frío a calor del tiempo loco se parecen a la menopausia o pedir que volviera Tejero para animar el Congreso: «Hay una censura ambiental profunda».
Entre unos y otros dejaron claro que habrá ventajas e inconvenientes, pero que internet, de momento, no va a pasar de moda: «Ya nada puede concebirse que no pase por las redes sociales. La potencia e inmediatez no existían antes. Es un fenómeno extraordinario que hay que analizar bien, por eso la cita anual de iRedes es fundamental», concluyó Pérez-Reverte.