El informe solicitado a la Policía Local a raíz del fallecimiento el pasado 30 de septiembre de la joven Yeini Gisela Ledesma tras ser arrollada por un camión cuando circulaba por el carril bici de la avenida Castilla ya está finalizado. Y como conclusiones, arroja la presencia de al menos siete puntos conflictivos en los que «la existencia de estrecheces, barreras, cuellos de botella, intensidad de tráfico o apariciones y desapariciones» alteran el normal desarrollo de la pista ciclista y podrían afectar a su seguridad.
El informe es especialmente escrupuloso con el cruce entre las avenidas Luis Mateos y Castilla, donde se produjo el accidente mortal y donde, en menos de tres meses, se registraron otros dos siniestros de características similares aunque, afortunadamente, con consecuencias menos dramáticas. La elevada densidad de tráfico, las dificultades a la hora de girar a la derecha de vehículos de grandes dimensiones, que acaban arrollando a los usuarios del carril, y una saturación de señales que impide una advertencia de peligro efectiva, son las razones que llevan a considerar especialmente expuesto ese punto.
Para limitar el riesgo, el escrito propone la instalación de un semáforo especial para bicicletas que se abra un poco antes, lo que permitiría anticipar su salida y evitar conflictos. Asimismo, plantea la colocación de un espejo cóncavo que permita sobre todo a los vehículos de grandes dimensiones ver todo el lateral, paliando en lo posible los ángulos muertos, y retrasar, haciéndola incluso doble, la línea de parada de los vehículos a motor antes del semáforo mientras se mantiene la del carril bici.
Aunque este es el lugar que se analiza de forma más exhaustiva, no es el único destacado por el informe policial. De la misma manera, en la carretera de Valladolid incide en dos localizaciones, una a la altura de la estación de autobuses, donde el cruce de la carretera se tiene que hacer por el paso de peatones sin que haya ninguna señalización al respecto, y a la altura de la terminal de mercancías, donde de nuevo hay que pasar la calzada junto a los accesos al aparcamiento de camiones, lo que extrema el peligro de la intensa presencia de vehículos pesados.
La falta de señalización del término de la pista al final de la avenida de Castilla, a la altura del paso a nivel de la antigua Valladolid-Ariza, la interrupción del carril en la confluencia de la calle Antonio y Manuel Cebas, sin posibilidad de continuar en Burgo de Osma, las frecuentes infracciones e invasiones del carril por los vehículos a motor en la calle Miranda do Douro o la coincidencia en el entronque de Jardines de Don Diego con Sol de las Moreras de vehículos pesados y ciclistas son las otras zonas en las que se considera que podría haber problemas.
La señalización de estos siete puntos, subraya el informe, se basa en la constatación de hechos objetivos, alejándose en la medida de lo posible de apreciaciones subjetivas. No obstante, y a pesar de asegurar que no se va a entrar a valorar las decisiones políticas ni los planteamientos técnicos de diseño, sí que hay un momento en el que asegura que la ejecución de las vías ciclistas, que tuvo lugar entre diciembre de 2010 y junio de 2011, se llevó a cabo «con cierta precipitación y premura», sobre todo en las últimas fechas de realización.