Son los hijos los que más pierden en una separación o divorcio? Su custodia suele ser uno de los factores que más discrepancias generan entre los progenitores a la hora de alcanzar un acuerdo. Un problema que la compartida pretende paliar, aunque su concesión suele ser excepcional y sigue convirtiéndose en un proceso largo y que todavía carece de legislación en España.
En Castilla y León, las custodias compartidas crecen cada año, aunque lentamente y están lejos de ser mayoritarias en los divorcios que se celebran en la actualidad. Además, la Comunidad se sitúa a años luz de otras regiones como Aragón, Cataluña o Navarra, donde esta medida ya cuenta con una legislación regional para dar prioridad a este tipo de custodia. Una situación que desde las asociaciones promovidas por padres y madres de la Comunidad piden que se modifique, mientras que desde los tribunales se destaca que cada vez conceden más custodias compartidas.
Mientras que en Aragón, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) del año 2014, el 33 por ciento de los divorcios con descendencia optaron el año pasado porque tanto el padre como la madre compartieran el cuidado de los hijos, en el caso de Castilla y León alcanza el 8,27 por ciento. Una cifra elevada si se considera que hace ocho años suponía únicamente el 5,82 por ciento de las custodias que se concedían en la región.
La situación también varía mucho entre las diferentes provincias de Castilla y León. Valladolid, León, Burgos y Salamanca están a la cabeza, mientras que en la cola se sitúan Soria, Segovia, Ávila y Zamora. Entre las causas de estas diferencias se encuentran la falta de medios de los juzgados, sin equipos de psicólogos que realicen los informes necesarios para avalar la custodia compartida.
Unos trámites que se pueden alargar en el tiempo, como ha comprobado en sus propias carnes Adolfo Arranz, que luchó durante nueve años con su exmujer para conseguir la custodia compartida de sus dos hijos - que en esos momentos tenían 3 y 2 años- hasta que se convirtió en realidad en enero de 2014. Ahora ayuda a otros padres que se encuentran en su misma situación desde la asociación SOS Papa, con miembros por toda la región.
«He estado día a día luchando por ellos», confiesa Arranz, que afirma que la situación «va mucho mejor» para los padres de comunidades como Aragón, Cataluña o Navarra, que cuentan con una legislación propia que les da más facilidades a la hora de solicitar esta medida «menos conflictiva». «Los más beneficiados son los niños porque pueden disfrutar por igual de las dos partes», apunta Arranz, que ahora disfruta de esta vivencia.
Reconoce que desde el año 2008 se ha avanzado en la concienciación sobre este asunto de los jueces y fiscales, «pero no porque la ley haya cambiado». Una de las carencias en las que confía que se progrese en breve con un anteproyecto de ley parado desde hace dos años. «Hay jueces que abren un poco más las posibilidades pero porque ellos quieren», señala.
Arranz apunta, con cierta tristeza, que se necesita demostrar que eres un padre perfecto para que te concedan la custodia compartida. «Si durante el matrimonio nadie se preocupó de si los hijos estaban al cuidado de los dos o con quién pasaban más o menos tiempo, cuando ocurre la separación o el divorcio porque tiene que ser en el ochenta por ciento de los casos la custodia para la madre», se pregunta el presidente de SOS Papa, que demanda, de forma inmediata, una legislación que impida esa desigualdad.
«Es injusto que seamos diferentes de los padres de Aragón, por ejemplo», recalca Arranz, que recuerda que en el caso de Castilla y León, el bienestar de sus hijos está en manos de un juez progresista o que haya pasado por la misma situación.
Sin embargo, la realidad es que la custodia materna sigue siendo la más habitual y la falta de medios en los juzgados tampoco facilita que esto se modifique, ya que los equipos psicológicos siguen siendo una excepción, «cuando en realidad deberían ocuparse de los casos en los que la compartida no es posible», incide.
Además, recuerda que para cambiar la mentalidad sobre esta cuestión se deberían modificar otras leyes que influyen en las separaciones o divorcios, como es el caso de la que regula la violencia de género. «Es una herramienta que se está usando en muchos conflictos y se puede utilizar cuando se solicita la custodia compartida, porque se habla de denuncia no de sentencia firme», explica Arranz, que añade que cuando una persona pone una denuncia por este tema, «el caso se deriva directamente de un Juzgado de Familia a uno de Violencia de Género, lo que demora la tramitación».
CAMBIAR LOS ROLES. Para Arranz, lo que se debe hacer cuando hay una separación es cambiar los roles y «saber evolucionar». Él luchó durante nueve años para que sus hijos estuvieran en igualdad con su padre y su madre. Y ya cuando los niños eran más mayores decidieron que querían pasar más tiempo con ambos. «Uno de los errores es pensar que la custodia compartida tiene que ser al cincuenta por ciento para cada uno de los progenitores, pero en realidad es el tiempo libre de ambos que puedan dedicar a los hijos», señala Arranz, que explica que en su caso es por días debido a sus trabajos.
Además, la vivienda también juega un papel importante a la hora de pedir esta medida. «Lo ideal es lo más cerca de donde vivían antes y de su entorno», concreta Arranz, que pone como ejemplo su experiencia personal, ya que vive a 250 metros de su expareja, por lo que se ponen de acuerdo para los turnos, incluso que los días que no pueden comer con su madre lo hagan con su padre.
La compensación de los gastos es otro de los temas que más disputas genera, aunque el presidente de SOS Papa llega a la conclusión de que lo mejor es que «se compense cómo se quiera».
«Durante el año y pico que llevamos con custodia compartida no hemos tenido ni un solo problema, cuando antes sí que los había», recalca Arranz, que insiste en que la comunicación ha sido fundamental. Pese a su buena experiencia, reconoce que su caso sigue siendo «excepcional», aunque cada vez se conceden más custodias compartidas, aunque lo ideal, en su opinión, sería dar la vuelta a los porcentajes y que en el 80 por ciento de las separaciones y divorcios fuera para ambos.