Fue en enero de 2015 cuando en una reunión a tres bandas entre la Junta, el Ayuntamiento y la Asociación de Empresarios del Polígono de Villalonquéjar se comenzó a gestar la construcción de una red de calor para abastecer mediante biomasa a las empresas del entorno de la calle López Bravo. La Administración regional quería testar el interés de la industria por esta iniciativa y ya en 2016 la Sociedad Pública de Infraestructuras y Medio Ambiente de Castilla y León (Somacyl) presupuestaba 1,6 millones para empezar ese mismo ejercicio a extender las tuberías. Dos años después, y tras no pocos contratiempos, se puede decir que la obra, que ejecutará Veolia por casi 1,2 millones, ha arrancado.
Los primeros trabajos han comenzado junto a la central de biomasa que se ubica en las inmediaciones de la factoría de L’Oréal y tras extenderse la red por la parcela del fabricante de cosméticos, está previsto que la próxima semana lleguen ya a la calle López Bravo. A partir de ahí se extenderán 3 kilómetros de tuberías que servirán para realizar las conexiones con los centros productivos de Ubisa, Lennox y Edscha, a los que también se les suministrará energía térmica en forma de agua caliente.
La previsión que maneja Somacyl es que las obras finalicen en noviembre, que diciembre se dedique a realizar pruebas y a la puesta en marcha de la red y que sea ya en enero cuando las tres fábricas que se suman al proyecto (L’Oréal ya lleva varios años) puedan recibir el suministro con el que confían en reducir en alrededor de un 5% su factura energética.
En Somacyl esperan que las obras puedan hacer que otras empresas del polígono se sumen al proyecto que lideró L’Oréal y del que el fabricante de cosméticos presume a menudo cuando afirma que su factoría de Villalonquéjar es neutra en emisiones de CO2.
SOSTENIBLE. L’Oréal, que defiende la idea de impulsar Villalonquéjar como un polígono azul (un distintitivo de calidad que quieren promover y que se parecería a las banderas azules que tienen las mejores playas), ha defendido siempre la existencia de una red que se bloqueó cuando, en un primero momento, el Ayuntamiento le negaba la licencia de obra a Somacyl.
Los técnicos municipales dudaban de que existiera un interés general por parte de las empresas por participar en la red (solo Ubisa se había comprometido) y exigían el abono de una tasa por la ocupación del dominio público que Somacyl aseguraba que era inasumible. Finalmente la Junta pudo informar de que también Lennox y Edscha querían sumarse al proyecto y se alcanzó un acuerdo para pagar al Ayuntamiento una cantidad por el uso del subsuelo que ambas partes entendieron que era razonable.
Pese a que la construcción de la red estuvo bloqueada, en lo que sí se ha avanzado este año ha sido en la instalación de una segunda caldera en la central de biomasa.