«Acabamos de salir de El Niño y ahora esto», lamentaba el cura burgalés José Antonio Maeso mientras caminaba ayer a mediodía (última hora de la tarde en España) por Esmeraldas, capital de la provincia ecuatoriana del mismo nombre. Ubicada al norte del país, a 318 kilómetros de Quito, la ciudad en la que reside este sacerdote desde hace nueve años resistió relativamente bien al terremoto de 7,8 que sacudió al país el sábado por la noche - «se cayeron muy poquitas casas»- pero la provincia limita con los territorios más próximos al epicentro, por lo que Maeso forma parte de una caravana de emergencia que partirá hoy hacia algunas de esas localidades (Chamanga, Muisne y Pedernales)para llevar alimentos no perecederos y, sobre todo, agua. «Es el mayor problema», decía.
Según iba recorriendo las calles, Maeso explicaba que ya tenían luz y que las comunicaciones se habían restituido. «Volvemos a la normalidad, pero hay sectores [barrios] en los que se sigue durmiendo fuera. Hay mucha falta de información y la gente tiene trauma», comentaba, matizando que esa incertidumbre se debe, en gran medida, a que después del seísmo «tuvimos muy mala cobertura y la población adolece de información. Viven más del imaginario que de la realidad».
Una situación que ejemplificaba comentando que a esas horas del mediodía había quién estaba convencido de la inminencia de un tsunami o, más significativo si cabe, de la falta de datos concretos acerca del número de víctimas. «No hay número concreto de damnificados, sabemos que en la ciudad murieron una o dos personas, pero ese dato va aumentando», señaló. De hecho, en el momento de producirse esta conversación telefónica, en España ya se cifraba en 350 el número de muertos. Un dato que, sin embargo, Maeso en ese momento ignoraba.
Ayuda emocional
La desinformación no atañe en exclusiva al terremoto y sus consecuencias, sino también a las medidas de socorro. Mientras que en la prensa oficial se explicaba que el gobierno ecuatoriano afirmaba que no había problemas con el abastecimiento de comida, Maeso señalaba que sus contactos en Pedernales aseguraban que «no llega la ayuda estatal, casi todo es privado». De hecho, subrayó que casi todas las parroquias estaban organizando recogida de alimentos y en la comitiva de emergencia que partirá hoy de Esmeraldas, se consideró prioritario incluir productos no perecederos y agua en cantidad, además de asistencia sanitaria con enfermeros y médicos voluntarios y también ayuda emocional.
De hecho, Maeso es experto en la materia, porque desde que llegó a Ecuador hace quince años con un compañero se ha dedicado «a la contención emocional con niños y adolescentes a través del juego y de diversas dinámicas». En su caso, se sirve de la música y las artes urbanas para enseñar a jóvenes en riesgo de exclusión que hay otra forma de vida. «La crisis económica ha sido tan fuerte... Y ahora que estábamos saliendo de El Niño llega esto», lamentaba.
El cura, que es diocesano y no pertenece a ninguna congregación, no era capaz de especificar ayer cuántas horas llevaban sin réplicas, pero señaló que habían sentido muchas y algunas muy fuertes. «De ahí el miedo de la gente y de que muchos prefieran seguir durmiendo en la calle a entrar en las casas. Yde ahí también la necesidad que hay de información concreta», concluyó.