Fallece el pintor Fabri, uno de los grandes paisajistas burgaleses

DB / Burgos
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El artista recreó en su extensa obra la naturaleza castellana y aragonesa

El artista, en 2011, ante el último Belén que instaló en la sede central de Cajacírculo. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

El pintor artístico Fabri Martínez Hernando, uno de los mejores paisajistas que ha dado la provincia,  muy conocido por el monumental Belén que desde hace once años anuncia la Navidad a los burgaleses en la sede central de Cajacírculo, falleció ayer a los 72 años. Con él se va uno de los grandes artistas de la provincia y deja una gran obra en la que ha plasmado los paisajes de numerosos pueblos burgaleses y de otras provincias a las que acudía con asiduidad.

En su obra, Fabri muestra lo que más le gustaba plasmar, los rincones de lugares como Palencia, Soria, los Pirineos, Huesca o Burgos. En sus lienzos no existen ni los cielos limpios ni los colores básicos. La luz y el color de otoños e inviernos se reflejan en estampas cálidas de atardeceres, nieblas, brumas o deshielos.

Su última exposición se pudo contemplar en febrero de 2010, con motivo de la inauguración de la sala de exposiciones de Cajacírculo en el paseo del Espolón, y en ella no faltaron esos paisajes que disfrutaba contemplando. En esa ocasión, ya enfermo, reconocía  que la pintura le había ayudado a superar una etapa difícil en la que el ánimo le flaqueaba. Frabi dedicaba esa última muestra a su esposa, María Teresa Ara Sanz, que le ha ayudado en los momentos duros que ha pasado en estos últimos años.

Fabri Martínez Hernando nació en la localidad ribereña de Fuentecén y asistió a clases de Rigoberto González Arce en la Escuela deDibujo, situada en la antigua Casa del Pueblo, estudios que amplió en la Escuela de Bellas Artes de Madrid de la mano de Pedro de los Mozos.

Su primera exposición individual la realizó a los veinticinco años en la localidad de Jaca (Huesca), a la que han seguido otras muchas en Burgos y por buena parte de la geografía española, en ciudades comoZaragoza, Madrid, Huesca y Logroño, en las que dejó buena muestra de un estilo marcado por el paisaje esencialista, creado con pinceles planos de pelo suave que le permiten remarcar determinados ángulos sin que exista relieve en el cuadro.

Este gran pintor burgalés trabajaba sobre el carboncillo, base con la que perfilaba el cuadro. De ahí, siempre sobre un fondo que no fuera blanco, dibujaba el entorno que quería perpetuar para, a continuación, empezar a buscar las luces, las sombras y los matices que daban a su obra un estilo.

En 1999 colaboró en la restauración del retablo de la iglesia parroquial de su pueblo natal.

Desde el año 2000, su espectacular nacimiento ha sido cita obligada para todos los burgaleses durante las fiestas navideñas.