Si es usted usuario de las redes sociales ya sabe quién es ‘el alcalde de Jun’. Si no lo es, tal vez recuerde al político socialista que trató de abrir una vía alternativa a la oficialista en el PSOE andaluz. No lo logró pero el intento desveló realidades que dicen poco bueno del poder dentro del poder. Es el segundo político español con más seguidores en twitter (234.000), superado únicamente por Mariano Rajoy. Ayer estuvo en Burgos invitado por la UBU y la Diputación en las Jornadas sobre Transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno en la administración local.
Las nuevas tecnologías han derogado el poder del espacio físico en (casi) toda práctica humana. En política, por ejemplo. La pequeña localidad granadina de Jun (3.500 habitantes) es el penúltimo ejemplo de que esa realidad alcanza al sacrosanto concepto de la democracia delegada en un hemiciclo que hiede a cerrado. Allí se declaró el acceso a internet como un derecho ciudadano a ser garantizado por el poder público (1999). Allí se celebró el primer Pleno municipal que se retransmitió por internet (y fue seguido por dos millones de personas en 2001) y de allí es el político que está levantando a golpe de red social las alfombras que pisa el aparato que gobierna el PSOE. Ayer vino a Burgos y nosotros fuimos a él.
35 años de democracia y hablando de la transparencia en la administración pública. A estas alturas y seguimos así...
Ha habido un cambio con las redes sociales; todo cambió y lo hizo para todos. La crisis ha puesto en solfa a la clase política y es cuando hay que hablar de transparencia creíble, no de una simple máscara. En 2001 pusimos en marcha un proceso que dio lugar a las primeras elecciones electrónicas (a través del móvil e internet) que se celebraron en el mundo: fue en Jun el 14 de marzo de 2004. Fueron los primeros pasos. Ahí es donde hay transparencia, en procesos en los que se elimina toda la burocracia y al mismo tiempo se ofrece información.
Y de ahí a la ‘sociedad del minuto’...
Todos los empleados del Ayuntamiento de Jun tienen twitter y los ciudadanos también. Eso nos lleva a que todo esté accesible: el menú escolar que están tomando los niños, el sueldo del alcalde, las facturas y las licitaciones públicas, que se retransmiten en directo a través de internet. El barrendero de Jun tiene twitter y los vecinos le dicen lo que quieren mejorar. Hemos acuñado el término ‘sociedad del minuto’, que es una sociedad en la que la ciudadanía quiere respuestas rápidas.
¿Nunca le han dicho que es usted el enemigo en casa?
Claro. Me he enfrentado a unas primarias en Andalucía y cuando tenía 11.000 avales electrónicos, el Partido decidió eliminar los avales electrónicos. El PSOE promovió que haya una Ley de Acceso Electrónico (en vigor desde el 1 de enero de 2010) en la que se dice que cualquier persona puede promover que sus trámites con la administración sean electrónicos; pero mira, el mismo Partido eliminó mis avales cuando vio que ya tenía suficientes porque no viene recogido en el estatuto del PSOE, ese viejo Partido que no tiene actualizado su estatuto. En la clase política no existen ganas suficientes de que todo sea transparente. Los políticos tenemos miedo de que se sepa hasta dónde estamos. Yo he preguntado muchas veces cómo hacen tantísimos viajes los diputados, por qué algunos los hacen en primera clase y a qué van. Y vamos a seguir sin saberlo.
Luego pregunta el CISy los ciudadanos dicen lo que dicen de los políticos...
La gente confía en quien es transparente y no tiene nada que ocultar. Hoy (por ayer) todos mis seguidores por twitter saben que estoy en Burgos y qué estoy haciendo aquí, mientras que el Rey se va a cazar a África y nada se sabe hasta que tiene un accidente. Y lo mismo con un diputado, un presidente de una comunidad autónoma o con cualquier otro político. Y luego está la gestión diaria. ¿Por qué se ocultan las licitaciones? ¿Por qué siempre salen las mismas empresas? ¿Por qué deciden los consejos de administración de las eléctricas o las petroleras? Es lo que tratamos de corregir con esta sociedad del conocimiento y quien no esté en esta nueva sociedad va a ser amortizado.
Le cocinaron las primarias en Andalucía para que no se pudiera presentar y usted lo sabe. ¿No le preguntan por qué sigue en el PSOE?
Porque yo quiero transformar el PSOE. Mi Partido es el mejor partido que existe ahora en España; yo creo en eso. El problema es quién dirige el Partido. Yo no creo en el ‘tío del lápiz’, que es esa persona que hace las listas de alcaldes, diputados y senadores y no quiere unas primarias abiertas que supondrían que la gente vuelva a confiar en un partido. Cuando son los ‘delegados de los delegados de los delegados’ los que deciden por todos los demás militantes no hay democracia real. ¿Cómo vamos a promover la democracia real en un país si ni siquiera hay una verdadera democracia interna en los partidos? Yo lucho por eso. Ahora vienen las primarias nacionales y vamos a promover un movimiento muy potente para que esto cambie. Queremos acabar con la fuerza de los aparatos políticos. El gran problema de España son los aparatos políticos de los partidos, que son los que deciden y los que después se sientan en los consejos de administración de las grandes empresas y cocinan el CGPJ, por ejemplo.
¿Tiene esperanzas reales de que de las primarias federales salga un nuevo PSOE?
Sí. El gran problema en Andalucía fue que se cocinaron de una forma tan vertiginosa que era imposible recorrer el espacio para obtener los avales físicos, que era lo que exigían. Ahora sí se permiten los avales electrónicos, parece que se van a hacer primarias abiertas... Y ojo que ahí tenemos un escenario bastante avanzado.
Así que debo confiar en que el candidato o candidata del PSOE a la Alcaldía de Burgos sea elegido de forma democrática y no por un grupúsculo.
Ahí está, eso es. El ‘tío del lápiz’ tiene que desaparecer. Si eso ocurre, automáticamente hay unas posibilidades tremendas de que la ciudadanía vuelva a confiar en un Partido que tiene la aspiración de resolver los problemas de este país, pero si la gente detecta que hay oscurantismo y falta de participación no va a confiar en el Partido.
Oiga, ¿la Ley de Transparencia que promulga el PP tiene algo que ver con todo esto o es maquillaje?
Es muy bueno que haya una Ley de Transparencia y lo lamentable es que no la hayamos hecho nosotros y sí el PP. También es cierto que es una bonita máscara de Carnaval. Cuando empiezas a mirar ves que no están las comunidades autónomas y ves que prácticamente no hemos dado un paso hacia adelante porque, ¿qué pasa con quien no cumple? Nada. No se ve un espacio garantizado que la gente necesita para confiar en una Ley. Si analizas informes externos verás que no hay demasiada confianza en ella. Hay países emergentes que tienen leyes de transparencia muy potentes en relación a España, que siempre fue la avanzadilla.
¿Usted es de los que creen que el municipalismo está siendo asediado?
Sí. El municipalismo es la última trinchera del estado del bienestar. Cuando el ciudadano ya no tiene nada no se va a buscar al presidente del Gobierno, se va a su alcalde. ¿Y qué pasaría con los territorios diseminados como Burgos? Esos municipios deben estar ahí, debe haber alguien que defienda ese espacio. Mira, cuando Telefónica era estatal tenía la obligación de llevar el teléfono hasta el último rincón de España. Claro, era muy rentable poner muchísimos teléfonos en Burgos capital porque con poca inversión cubría mucho, pero llevarlo al último rincón de la provincia costaba dinero. No siempre hay que ganar. Si vamos por este camino habrá emigración a la ciudad y desertización del medio rural. Ahora es el alcalde el que te arregla la bombilla de un colegio, después tendrá que ser una empresa que lo cobrará, y además caro. Es un gran error del Gobierno y me temo que se van a dar cuenta tarde.
¿Y con las diputaciones qué hacemos?
En casos como el de Burgos las diputaciones tienen una consistencia importante, lo que ocurre es que no pueden hacer el trabajo de una comunidad autónoma o de un Estado. Deben ser una muleta para apoyarse cuando no llegan otros recursos. Sin embargo, se están convirtiendo en una administración que quiere tener sus propios servicios públicos diferentes a otros. Ahí hay que cortar bastante tela. No puede haber tanta duplicidad de servicios.
Pues nada, gracias y ya le envío la entrevista con un enlace en un tuit.
Perfecto, gracias.