La provincia será la última de la región en implantar la receta electrónica, aunque con una excepción: la zona más próxima al País Vasco. La previsión del Consejo de Farmacéuticos de Castilla y León y de la Consejería de Sanidad es que la puesta en marcha de este dispositivo en puntos de las Merindades se haga a la vez que en otros territorios de la región escogidos para ser la avanzadilla en este sentido. El presidente de los colegios de profesionales provincial y autonómico, Jesús Aguilar, señaló que, en cualquier caso, la intención es que el recurso esté operativo en todo el territorio autonómico en el verano de 2015.
Castilla y León es la única región de España en la que todavía no se ha instalado este sistema que suprime la prescripción de recetas en papel. Es decir, en el momento en el que toda la cadena funciona, el mecanismo consiste en que el paciente va al médico de cabecera y si este decide prescribir medicación, no lo hace sobre una receta convencional, sino que lo introduce en un programa informático específico a cuyos datos confidenciales se accede mediante la tarjeta sanitaria. Cuando el titular acude a la farmacia a por sus medicamentos o cuando vuelve al médico, la tarjeta permite que el profesional (debidamente idenfiticado) conozca su historial farmacológico y si ha retirado lo prescrito o no. «La tarjeta sanitaria es una llave mediante la cual se autoriza al profesional a conocer sus tratamientos, no es que sea la receta», aclaró Aguilar, destacando que ha detectado que hay «bastante confusión» con respecto a esta cuestión. «Funcionará como la tarjeta del banco: permite acceder a datos y hacer algunas gestiones, pero no es la cuenta ni la libreta de ahorro», matizó el presidente del colectivo.
Los principales beneficios de este sistema son que evita continuas visitas al médico para la prescripción de recetas y, por lo tanto, incrementa el tiempo del que disponen los facultativos para examinar pacientes. Y a los farmacéuticos, les permite llevar un control más exhaustivo de la medicación de cada paciente. Y aunque hay regiones en las que lleva operativo más de un lustro -Galicia, por ejemplo- en Castilla y León ha tardado años y años en darse el paso. La causa a la que se ha aludido siempre para justificar este retraso es que la región es muy extensa -tiene más de 3.500 consultorios- y, por lo tanto, hay que movilizar muchos recursos para hacerlo realidad. Y, de hecho, aunque está previsto que la prueba piloto comience la última semana de noviembre en dos pueblos de Valladolid (Tudela y Cigales), el presidente del gremio farmacéutico advirtió el pasado viernes de que «estamos trabajando para que así sea, pero sigue habiendo problemas en la Administración. Es decir, el sistema todavía no está estable». En este sentido, destacó que el colectivo profesional sí tiene preparada la parte que le corresponde. «Nosotros hemos creado una red virtual -una intranet- de oficinas de farmacia que no nos conecta entre nosotros, pero sí con cada colegio profesional y con el consejo», destacó el presidente.
Para facilitar la puesta a punto, se acordó que no se habilitaría este sistema en los 3.500 consultorios de la región a la vez, sino que se empezaría por aquellos ubicados en pueblos en los que también hay farmacia. A partir de ahí, se decidió que el sistema se iría extendiendo por la región «como una mancha de aceite: de las poblaciones más pequeñas a las más grandes», apunta Aguilar. Sin embargo, dentro de ese punto de partida teórico se establecieron algunas prioridades y excepciones, como es la implantación en fases en Burgos. «Será la última provincia en entrar, pero el Norte lo hará antes. Se ha decidido que la parte que está más pegada al País Vasco entre a la vez que las primeras zonas de la región», apuntó Aguilar. En cualquier caso, destacó que la intención es que el próximo verano se haya terminado de extender, por lo que incluso en la última provincia en sumarse debería estar operativo el sistema para esa fecha. Todo ello suponiendo que pueda cumplirse el calendario previsto y que la prueba piloto pueda hacerse en la última semana de noviembre. Si los problemas informáticos obligan a retrasarlo una vez más, este plan de implantación deja de tener vigencia.
Discrecional
Sin embargo, el hecho de que la previsión sea que para el verano de 2015 funcione la receta electrónica en la mayor parte del territorio castellanoleonés no significa que todos los medicamentos vayan a retirarse mediante este sistema. El porqué hay que buscarlo en que en Castilla y León -y a diferencia de lo que ha ocurrido en otras regiones- no va a hacerse una migración completa de datos. Es decir, que cada facultativo podrá decidir cuándo introduce el historial farmacológico de un paciente en el sistema de receta electrónica.