Aitor Alonso abrirá en Villarías un Museo de Bicicletas Clásicas

A. Castellanos / Villarías
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La colección privada de Alonso suma ya 56 piezas, aunque en el museo que desearía abrir en Semana Santa solo tendrán cabida entre treinta y cuarenta, todas de los años 30 a los 70

Aitor Alonso guarda ahora sus bicicletas, todas ellas útiles para andar, en el desván de su casa. - Foto: A.C.

Aitor Alonso, responsable de hostelería del campo de golf de Villarías, ha ido atesorando en los últimos cuatro años una colección de bicicletas clásicas que ya suma un total de 56. Hasta ahora, han permanecido en el desván de su casa o en el taller de reparación y en varias ocasiones se han mostrado en exposiciones temporales, la última en el Museo de la Evolución Humana de Burgos, pero a partir de Semana Santa, si todo va bien, o de verano, en el peor de los casos, todos los amantes de la bicicleta clásica tendrán la oportunidad de disfrutar observando su colección en el museo permanente que está habilitando en Villarías, a medio camino entre Medina y Villarcayo.

La nave, donde lo instalará y en la que inició las obras de adecuación el pasado mes de octubre, suma 70 metros dedicados a la exposición y al fondo cuenta con un taller de reparación que los visitantes también podrán observar a través de una cristalera. Allí se encierra cada vez que tiene un hueco este amante de las bicicletas que aspira a reunir una de cada una de las marcas españolas que se fabricaron entre los años treinta y setenta. Cada poco descubre una marca nueva y se da cuenta de que su colección sigue y sigue creciendo con bicicletas Orbea, Borty, BH, G.A.C., Iberia, Azcar, todas ellas fabricadas en Eibar, donde la industria armamentística se reconvirtió tras la Guerra Civil.

En su colección y en la futura muestra del museo tampoco faltarán otras marcas españolas, como Rabasa, Derbi o Torrot, así como piezas alemanas, italianas, francesas y estadounidenses. En el museo tratará de mostrar lo mejor, pero Alonso destaca que tratará de vincular las bicicletas con distintos oficios y usos, dado que hasta hace unas décadas eran el único medio de transporte para la gran mayoría. Para ello les añadirá instrumentos, cestas y otros complementos que usaron el pescadero, el lechero, el viajero, el afilador, el carpintero e incluso la Guardia Civil, quienes también se movían con este transporte a dos ruedas.

detalles. Todas las bicicletas de Alonso Arenaza están preparadas para andar y conservan sus piezas originales como frenos de varilla, patas de cabra, porta-bultos... Y es que «la conservación y pequeños detalles, como maletines de cuero, bombas de inflado, llaves de desmontaje, etc. son las que personalizan verdaderamente la colección», a juicio de Aitor Alonso. En su colección el hierro es la base de las bicicletas y algunas conservan incluso llantas de madera, todo un avance de la época pensado para que pesarán menos. No faltan tampoco las bicicletas infantiles, a las que tiene mucho aprecio por el valor que entrañaban para sus orgullosos dueños.