El próximo 11 de agosto se cumplirán dos años del trágico accidente que costó la vía a seis personas al caer el vehículo en el que viajaban a las aguas de la esclusa número 13 del Canal de Castilla en la localidad palentina de Naveros de Pisuerga. En esa fecha, el alcalde de otra de las localidades de la zona como es Castrillo de Riopisuerga pretende tener construido el nuevo tramo de carretera, que salvará dos peligrosas curvas y alejará los vehículos del vaso del canal, aunque no conseguirá salvar el paso por el estrecho puente que supone un serio inconveniente para los vehículos agrícolas, situación que se sucede en el resto de localidades.
Será desde ese mismo puente junto a la esclusa número 10 desde donde partirá, en linea recta, el nuevo tramo de carretera, que tendrá una longitud de 500 metros y una anchura de 4,5 metros -algo más que el puente, que tiene 3,20 metros-. El objetivo fundamental es garantizar la seguridad de los conductores que transitan a diario por esta carretera, tanto por desplazamientos de trabajo, de ocio o para realizar las labores agrícolas, y evitar posibles caídas al cauce del canal.
Este proyecto, impulsado por el Ayuntamiento de Castrillo, titular de la carretera, se gestó meses después del accidente de Naveros y su alcalde,Carmelo Dehesa, se propuso realizar el desvío a costa de sus propios fondos. De hecho, hace un año que construyó la plataforma, aunque será ahora cuando se materialice la obra gracias a la subvención de 100.000 euros de la Diputación Provincial, con quien ayer firmó un convenio, y los 40.000 que aportará el propio Consistorio. Igualmente, se aprovechará parte de esta ayuda para mejorar el acceso a la propia localidad.
La obra, según explicó el presidente de la Diputación, Cesar Rico, se engloba dentro del plan de la institución provincial para mejorar la seguridad y el firme de las carreteras de acceso de propiedad municipal de 16 localidades, que cuenta con un presupuesto de un millón de euros.
El proyecto de Castrillo es el primero que se acomete para ayudar a mejorar la seguridad y aunque en otras localidades del entorno, el problema de seguridad a lo largo del Canal es similar, no está previsto realizar obras a corto plazo, aunque Rico aseguró que si los alcaides las demandan, se incluirían en una próxima convocatoria. Eso por lo que respecta a la provincia de Burgos, ya que en el caso de los municipios palentinos vecinos, la competencia es de su Diputación.
En la firma del convenio entre Diputación y Ayuntamiento de Castrillo estuvieron presentes también los alcaldes de esas localidades del Canal, tanto burgalesas como palentinas, comenzando por la regidora de Melgar de Fernamental, y diputada provincial, Montserrat Aparicio, o los alcaldes de Rezmondo, Melgosa, Zarzosa, Hinojal y Ventosa a los que más tarde se unió el regidor de Naveros de Pisuerga, donde se produjo el lamentable suceso que acabó con la vida de tres mujeres y tres menores cuando regresaban a Zarzosa, de donde descendían, tras haber disfrutado de las fiestas de la localidad de San Llorente de la Vega, a apenas cuatro kilómetros de distancia.
Todo estos alcaldes y sus predecesores llevan décadas reivindicando a Gobierno y a la Confederación Hidrográfica del Duero que permita actuar en los puentes sobre el Canal para darlos mayor anchura y permitir el paso de la maquinaria agrícola, que es la actividad fundamental de los vecinos de la zona, para garantizar su seguridad. Las reticencias por parte de Patrimonio a actuar en los históricos puentes es el inconveniente a salvar y hasta ahora, cualquier intento ha sido nulo al tratarse de tramos de vías secundarias, «y esto es una pena, porque con lo que ahora nos vamos a gastar en el desvío de Castrillo, el paso por el puente será el único punto negro», reconoce Dehesa.
En todo caso, según explicó Aparicio, se ha contactado con el Ministerio de Cultura y la CHD para estudiar la posibilidad, no de hacer puentes nuevos que parece descartado, pero sí ensanchar los existentes con actuaciones similares a las realizadas en cualquier canal europeo, instalando plataforma de un metro o algo más a ambos lados, recolocando después las piedras originales.