Talgo persigue uno de los contratos más importantes de Europa para la fabricación de trenes de alta velocidad. Tras unos años en los que la crisis ha dejado a cero las inversiones de Renfe en material, el Gobierno tiene en cartera 1.400 millones de euros para la compra de 30 nuevos trenes de alta velocidad y la reforma de otra decena de ellos para adaptarlos a las nuevas necesidades ferroviarias.

Un jugoso proyecto para la compañía que tiene su fábrica de vagones en Rivabellosa y que actualmente se mantiene en exclusiva con contratos en el mercado exterior. Además de Talgo hay otros competidores, y por el momento Fomento no ha desvelado muchos detalles del concurso, si bien se sabe que 15 trenes serán de ancho variable, y los que serán reformados los serán precisamente para dotarles de rodadura desplazable.

La fórmula será abierta a todos los constructores, y se priorizará el menor precio por viajero y kilómetro, lo que podría hacer que Talgo presente su modelo Avril, que aporta una plataforma capaz de albergar cinco asientos por fila.

La firma además ha sumado un nuevo contrato que, sin ser tan elevado como otros firmados en los últimos años, servirá para dotar de nueva carga de trabajo a la factoría. Ahora vuelve a ser un país de la antigua Unión Soviética el que aporta actividad a la empresa, ya que es una empresa de Uzbekistán (Uzbekiston Temir Yollari) la que ha encargado dos trenes de alta velocidad con un contrato que se ha cerrado en 38 millones de euros. La exrepública soviética de Uzbekistán ha elegido también al fabricante español para la ruta de alta velocidad entre las localidades de Tashkent y Bukhara. Una línea que se prevé esté en funcionamiento a lo largo del segundo semestre del año que viene.

La elección de la firma uzbeca es la del Talgo 250, el conocido como Pato, dando un respaldo al operador, ya que en 2011 incorporó dos trenes de este tipo a su red ferroviaria, en composición de doble cabeza tractora y nueve coches, que operan bajo el nombre de Afrosiyob.