No ha podido dejar mejor testamente Timoteo Riaño. Un legado que trascenderá en el tiempo porque está relacionado con una de las obras literarias más importantes de la historia de la Humanidad. Diario de Burgos ha tenido acceso en exclusiva a Cantar de Mio Cid, texto modernizado, la obra póstuma del que es considerado uno de los más importantes estudiosos del poema medieval. En esa obra, Timoteo Riaño, fallecido el pasado 23 de julio, concluye sin ambages que el autor del texto épico del Medioevo por excelencia fue Per Abat, clérigo de Gumiel de Izán. Que fue este burgalés quien narró por escrito las proezas de Rodrigo Díaz de Vivar en el año de nuestro señor de 1207. El libro de Riaño es un extenso, profuso y sesudo análisis de la obra y de su autor.
De éste, sobre el que desde hace siglos hay numerosas toerías, descarta Riaño en su último libro que fuese aragonés, argumento que sostienen historiadores como Ubieto Arteta basándose en el uso de aragonesismos. Riaño ha confirmado que algunos de esos términos también se utilizaban en castellano y con el mismo significado que en el Cantar; desecha asimismo una de las teorías de Menéndez Pidal: que hubo dos autores, uno relacionado conSan Esteban de Gormaz y otro con Medinaceli por el conocimiento de ambos territorios y por una cuestión fonética que no se sostiene.
Si el conocimiento geográfico ese considerado fudamental, Riaño concluye que el autor tiene que ser «de la Extremadura Oriental Castellana» porque conoce bien esa región, precisa y minuciosa en toponimia y escenarios como el de Corpes, especialmente los cercanos a Fresno de Caracena. Y que era eclesiástico y no laico. «Un clérigo culto por los especialies conocimientos de todo tipo: teológicos, jurídicos, políticos, bíblicos, literarios». En su investigación admite que pudo haber ( y de hecho hubo) muchos Abat en aquella Castilla, pero sólo uno que reuniera las características de haber vivido a finales del siglo XII y comienzo del XIII; ser clerical, dados los sentimientos religiosos que aparecen en el Cantar (y un clérigo culto, como decíamos); ser o haber vivido en la zona de San Esteban de Gormaz a juzgar por el minucioso conocimiento que el autor del Cantar tiene de esta región.
Ese Per Abat era clérigo de Fresno de Caracena y canónigo de Osma. Su nombre aparece en un documento de 1220 de esta diócesis.
Según Riaño, ese Per Abat también aparece en un documento de 1219 de Gumiel de Izán, en donde se dice que tiene una casa. Casa familiar, heredada de sus progenitores, hecho revelador de su origen gomellano. «Allí nació Per Abat», quien habría recibido sus primeros estudios bajo la dirección de su arcipreste, como haría pocos años antes Santo Domingo de Guzmán. Con 31 años Per Abat figura como canónigo del Cabildo de Osma, del que era superior el citado santo. Así, concluye Riaño que siendo cura de Fresno y canónigo de Osma conocía bien la región; que por su educación se entienden sus conocimientos teológicos, litúrgicos y monásticos así como el acendrado espíritu religioso que empapa el Cantar; que por ser oriundo de Gumiel de Izán se comprende el conocimiento de Burgos y de San Pedro de Cardeña; que ser canónigo de Osma, regentada por varios obispos franceses, se explica la «manifiesta influencia francesa» del Cantar; que ese Per Abat, de Gumiel de Izán, canónigo de Osma es el hombre que en el año 1207 escribió de su puño y letro el poema medieval más importante de la literatura castellana. Sólo él, afirma Riaño desde la eternidad, «reúne todos los requisitos para ser considerado como el autor del Cantar de MioCid.