10 brindis por seguir creciendo en la buhardilla

S.R. / Aranda
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La guardería de Castrillo de la Vega celebró ayer su décimo aniversario para conmemorar la apuesta por el Programa Crecemos, impulsado por la Junta y la Diputación desde 2004

El pueblo festejó la trayectoria de la guardería con una actuación de magia en el polideportivo municipal. - Foto: S.R.

Apostaron por Castrillo de la Vega y por el futuro, por la conciliación, la educación y, sobre todo, por sus niños. Apostaron por crecer y, después de diez años de esfuerzo y dedicación, ayer se felicitaron por ello. En un acto que reunió a docentes, padres, abuelos y niños, el alma de la guardería La Buhardilla rememoró su trayectoria y cargó las pilas para seguir trabajando.

Pensando, como siempre, en los más pequeños lo celebraron con una actuación de magia. Un ilusionista les encandiló haciendo desaparecer los nudos de una cuerda, mientras el sonrojo aparecía en la cara de la voluntaria.

Sin guantes blancos, pero con la misma ilusión, muchos de los presentes comenzaron a hacer magia en el año 2004, cuando convirtieron una residencia municipal en una guardería. La diferencia es que en lugar de chasquear los dedos tuvieron que arrimar el hombro. Lo hicieron de la mano de la Junta de Castilla y León y la Diputación de Burgos a través del Programa Crecemos.

Una iniciativa que creó hasta 31 centros educativos -hoy son 228- destinados a infantes de cero a tres años en pequeños municipios del medio rural para contribuir a la conciliación de la vida familiar y laboral. «Parecía impensable, pero se mantiene, es enérgico y nutre de niños el colegio del pueblo, que también ha crecido a la sombra de la guardería», comentó María Antonia del Barrio, una de las primera madres que se benefició del proyecto. «Es muy importante disponer de un lugar donde dejar a tus hijos al cargo de personas formadas y teniendo la confianza de que van a estar bien cuidados sin poner en peligro sus vidas en el coche», opinó.

Sabe de lo que habla, pues hasta que La Buhardilla abrió sus puertas tenía que desplazarse a Aranda cada día para después volver a Castrillo, donde trabajar. Porque María Antonia, además de madre, es directora del colegio. O, mejor dicho, colegios, pues coordina los centros de  Fuentespina, Vadocondes y Villalba que forman el CRA Ribera del Duero, donde estudian 162 alumnos.

«Cuidar el futuro del pueblo comienza por los más pequeños y esto ha permitido que, aún estando tan cerca de Aranda, hayamos mantenido la identidad del pueblo y logrado enraizar a los habitantes», asevera. Fijar la población es otro de los objetivos del Programa Crecemos que María Antonia cree cumplido.

Además, cuenta, ha permitido que los pequeños continúen estudien en el pueblo en clases de menos de 12 alumnos. «Es un privilegio. Como lo es la autonomía que tienen aquí y el contacto intergeneracional tan rico que hay».

Juan José Gutiérrez, el alcalde de Castrillo, fue más conciso: «Ha sido impresionante», dijo, tras entregar a las trabajadoras que han pasado por la guardería desde su apertura una botella de Ribera. Diez brindis por otros diez más.