Crescencio Cuéllar Tainta militó en el Burgos CF en la temporada 2000-01, la del ascenso a Segunda División de la mano de Carlos Terrazas, y con anterioridad llegó a jugar en Primera División con dos equipos como el Mérida y el Athletic Club de Bilbao, club en el que se crió como jugador.
Además, disputó más de 300 partidos en la Segunda División con clubes como el Athletic de Bilbao B, SD Éibar, Toledo, Leganés y Hércules, con los que llegó a marcar cerca de 70 goles.
En definitiva un historial más que digno que contrasta claramente con el hecho de que a sus 43 años recién cumplidos (el pasado 2 de enero) no tenga trabajo, esté sumido en la miseria y se haya visto incluso en la necesidad de tener que pedir para poder comer.
Cuéllar, tras lograr con el Burgos el ascenso a Segunda División y no renovar para la siguiente temporada, jugó posteriormente en clubes de Tercera División como el Mungia, Azkoyen y Santurtzi hasta que con 33 años decidió tomar el camino de colgar las botas.
Entonces empezó para él un largo deambular en el mundo laboral en el que no tuvo suerte, desempeñando distintos oficios como el de constructor de molinos eólicos, peón de obra, masajista o pintor, entrando en este último caso a trabajar en un negocio de pintura que llevaban sus dos hermanos.
Sin embargo, ninguno de esos trabajos le fue bien y además terminó separándose de su mujer, con la que tiene dos hijos de 13 y 10 años a los que no ve desde hace 8 meses y no pasa manutención alguna.
Tan dramática ha llegado a ser la situación de Cuéllar en los últimos diez años que incluso estuvo viviendo una semana en una furgoneta o llegó a estar cinco días sin comer.
Actualmente vive en Olite (Navarra) en la casa de su expareja y sin recurso alguno.