El barranco del río Olduvai es la mejor máquina del tiempo que existe. Sus cárcavas han conservado restos fósiles que representan la evolución de la especie entre dos millones de años y la actualidad.
Este privilegiado rincón de Tanzania, en cuya sabana pastan jirafas, ñus y cebras, ríen hienas manchadas, corren leopardos, rugen leones y sobreviven los masai, es la Cuna de la Humanidad, el lugar que ha alumbrado los mayores descubrimientos, aquellos que han permitido a los investigadores explicar el lugar y el tiempo de los que procede el hombre. Hallazgos trascendentales que se exhiben desde ayer en el Museo de la Evolución Humana en una exposición única, puesto que los restos que se muestran jamás habían salido antes del continente africano; una exposición que, en palabras Juan Luis Arsuaga, director científico del MEH, supone alcanzar uno de los principales objetivos con que se diseñó el centro: ser el lugar en el que presentar a la sociedad los sucesos más novedosos con respecto a la evolución humana. «Hoy consideramos cumplido este objetivo. Es un día muy importante», subrayó Arsuaga durante la inauguración.
La exposición, que narra estos orígenes, responde a preguntas universales: ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿por qué y para qué estamos aquí? ¿a dónde vamos? Y lo hace a través de cinco grandes ámbitos, en los que se narra la importancia arqueológica y paleontológica de esta zona del norte de Tanzania en la que están representadas todas las etapas de la evolución humana, desde las primeras especies de Australopithecus hasta poblaciones más modernas de cazadores recolectores. Consta de un centenar de herramientas originales que muestran el desarrollo tecnológico de estos homínidos desde hace dos millones de años y, sobre todo, exhibe las reproducciones de restos de Australopithecus, de los primeros Homos y de los sapiens más arcaicos junto a fósiles tan emblemáticos como Lucy o el niño de Taung. Asimismo, la exposición, que podrá verse en el MEH hasta diciembre, exhibe piezas fósiles originales de animales extinguidos que convivieron con los homínidos realmente impresionantes por su tamaño y conservación.
Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, uno de los directores de las excavaciones de este privilegiado yacimiento tanzano desde hace una década y a la sazón comisario de la exposición, destacó que la estrella de ‘La Cuna de la Humanidad’ son los fósiles de OH80, descubierto en Olduvai; se trata de restos craneales y dentales «que nos permitieron conocer la anatomía de los parántropos, una especie muy peculiar, que aunque no está en el linaje humano es un homínido muy codiciado por todos los paleantropólogos», subrayó.