La provincia está a sus pies

H. Jiménez
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José Manuel Renuncio y Carlos del Val concluyen la Vuelta a Burgos Andando que iniciaron hace 2 años y medio y les ha llevado 10 días enteros por los 1.135 kilómetros de los límites provinciales

No es Abbey Road. Es un viejo aeródromo cerca de Sotresgudo, con Peña Amaya al fondo. - Foto: José Manuel Renuncio y Carlos del Val

El último día era fácil. Solo 15 kilómetros, entre Melgar de Fernamental e Itero del Camino, y con climatología favorable. No es de extrañar, por tanto, que 40 personas acompañaran a Carlos y José Manuel en la etapa definitiva de su extravagante y al mismo tiempo meritorio reto. Los días más duros, de fuertes pendientes, fríos y calores, algunos en solitario, quedaron atrás y ya forman parte del anecdotario de esta pareja de montañeros que acaba de marcar un modesto hito.

Del Val y Renuncio, así se apellidan, terminaron el domingo pasado su Vuelta a Burgos Andando (bautizada como VBA), la primera iniciativa de este tipo que alguien culmina en la provincia y que, como su propio nombre indica, consiste en recorrer a pie los límites de la geografía burgalesa siguiendo con la máxima fiabilidad posible las rayas que marcan los mapas, así fueran por ríos, cortados, bosques, páramos o carreteras asfaltadas.

Su aventura comenzó el 21 de febrero de 2010. Y desde entonces, aprovechando los fines de semana que sus obligaciones familiares les permitían, han empleado muchas horas en recorrer los 1.135 kilómetros totales del recorrido. En total, 10 días, 18 horas y 33 minutos a una velocidad media de algo más de 4 kilómetros por hora.

En todo este tiempo han visto pasar varias veces todas las estaciones del año. Han disfrutado de ecosistemas de alta montaña, de campiñas, de campos de cereal, se han asomado a espectaculares cortados que se desploman hacia el Cantábrico. Han pisado las tres cuencas fluviales (Duero, Ebro y Norte) y por supuesto los extremos cardinales de un extenso territorio que destaca por su biodiversidad.

Gracias a esos contrastes han podido pasar desde los 2.079 metros de altitud de las cumbres del Muñalba, en la sierra de La Demanda, a los únicamente 160 que marca Arza, en el Valle de Mena, desde donde el mar de Vizcaya se puede intuir (y casi oler) ya que está a solo 18,5 kilómetros de distancia en línea recta.

Los dos protagonistas de la VBA confiesan que a veces lo han pasado mal, pero de su relato se desprende sobre todo la satisfacción de haber cumplido un pequeño reto personal: «La más dura fue en Ordunte», apunta Renuncio. «En algunas zonas del Valle de Mena era como ir por la selva, no se podía ni caminar», apostilla Del Val.

Al intentar seguir siempre la linde con la mayor fiabilidad posible, se topaban con que los GPS a veces no son tan fiables. Que lo que parecía un camino era en realidad un cortafuegos, o no existía, o resultaba imposible de utilizar y era preferible dar una pequeña vuelta, aun alejándose mínimamente de la ortodoxia fronteriza.

un momento, una anécdota. Si tuvieran que elegir un momento, se quedarían con un atardecer en Lunada de esos que solo los amantes de la naturaleza en general, y los montañeros en particular, saben apreciar en toda su extensión. Y una anécdota que recuerdan con cariño es la que llevó a un mastín al que acabaron llamando «Torcuato» a acompañarles durante toda una etapa, la de Arija a Carrales. Tanta confianza cogieron con él que al terminar le echaron al maletero y le devolvieron a casa.

Que ellos sepan, solo en La Rioja ha habido una iniciativa como la suya consistente en marcar el perímetro provincial caminando, pero en absoluto comparable dada la extensión y la orografía de la provincia vecina. También en el País Vasco tienen conseguido un propósito similar, pero allí a nivel autonómico.

Quien quiera ampliar información, con profusión de textos sobre el desarrollo de cada etapa y fotos, puede hacerlo en la web del colectivo Niphargus. Normalmente sus actividades se desarrollan en cuevas. Pero esta vez han decidido salir a la superficie y se han ‘comido’ la provincia entera. Treviño incluido, por supuesto.