a. castellanos / soncillo
La Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE), muy discutida por todos los ayuntamientos y más aún desde que saliera a luz pública la corrupción que presuntamente campaba en su cúpula directiva, se está encontrando cada vez más con casos de insumisión. Uno de ellos lo ha protagonizado la junta vecinal de Soncillo, que se negó a abonar a la SGAE el canon por las verbenas de las fiestas patronales celebradas en la localidad durante los años 2007, 2008 y 2009. La SGAEdemandó a la pedanía y le reclamó 1.203 euros, pero el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Burgos dictó la pasada semana una sentencia en la que desestima la demanda formulada por la SGAE y absuelve a la junta vecinal de Soncillo.
La junta vecinal de Soncillo esgrimió en su defensa que «la organización de las fiestas corrió a cargo de una comisión sin ánimo de lucro, que no puede estar obligada a pagar un canon», como explica el alcalde, Luis Collado. Asimismo y por lo que fundamentalmente el juez ha dado la razón a la localidad, es porque la letrada Leticia Martín defendió que la SGAE no había acreditado que los autores de las canciones tocadas en las verbenas fueran miembros de la sociedad y, por tanto, fueran a cobrar el canon.
Ante ello, el juez ha repasado la jurisprudencia existente y ha concluido que «la SGAE no ha aportado sus estatutos, donde consten entre sus finalidades la protección de los derechos exclusivos de reproducción, distribución y comunicación pública de las obras músicales... ni la certificación del Ministerio de Cultura». Ante este defecto de forma, queda desestimada la demanda, aunque la SGAEpodrá recurrir ante la Audiencia Provincial y el alcalde de Soncillo ya anuncia que se opondrá al recurso de apelación, porque el defecto de forma de no presentar los estatutos «ya no es subsanable».
Collado Chomón, quien se muestra muy contento por esta sentencia y anuncia que tampoco pagará a la SGAEel canon de las fiestas patronales de 2010 y 2011, que la entidad aún no ha reclamado, considera que «esta sociedad cobra un impuesto que es abusivo y desproporcionado y su destino, tras las últimas noticias, no está claro que sea el bolsillo de los artistas». A su juicio, la música que se exhibe en verbenas o en los bares «en realidad es una promoción para los artistas y ayuda a que se vendan sus discos».