El acto de conciliación sobre la ubicación de retablo resulta estéril

F. Trespaderne / Burgos
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El Arzobispado y Maximiliano García, feligrés y presidente de la junta vecinal, mantienen sus discrepancias en el Juzgado y finalmente será un juez el que decida dónde debe estar la pieza

El retablo salió en 1988 de Tañabueyes y, desde el año pasado, se encuentra en el altar de San Martín de Porres. - Foto: DB/Jesús J. Matías

No hubo avenencia en el acto de conciliación sobre la ubicación del retablo de Santa Eulalia de Mérida, de Tañabueyes, ahora colocado en el presbiterio de la iglesia de San Martín de Porres tras su paso por el Museo Diocesano. Finalmente será un juez el que decida sobre el destino final de esta pieza de arte religioso que salió del pueblo en 1988 para su restauración y nunca regresó.

El Arzobispado, representado por el ecónomo, Vicente Rebollo, y Maximiliano García, feligrés y presidente de la junta vecinal de Tañabueyes, localidad que pertenece al Ayuntamiento de Tinieblas, acudieron la semana pasada a un acto de conciliación en los juzgados, paso previo al juicio oral, pero ambas partes mantuvieron sus posturas discrepantes (sin posibilidad de acuerdo) por lo que finalmente se llegará a juicio.

En la sede judicial, Rebollo manifestó que en su ubicación actual el retablo «está seguro y con un acceso fácil al culto», que es el fin para el que realizó, mientras que el denunciante por el traslado a esa parroquia mantiene que «debe volver al Museo Diocesano de Burgos o la iglesia de Tañabueyes».

Fidel García, portavoz de la junta vecinal, recuerda que «antes el Arzobispado decía que el retablo era de la parroquia de Tañabueyes, pero en el acto de conciliación dijeron que el retablo no se ha hecho para esa iglesia (lo pagó su parroquia, es decir los feligreses) sino que se hace para el culto y en San Martín de Porres hay oficios todos los días y cumple mejor esa función de culto», por lo que consideran que el traslado del Museo a esa iglesia ha sido un decisión acertada.

García también rebate que la iglesia de Tañabueyes esté en ruina, otro de los argumentos esgrimidos por el Arzobispado para justificar el traslado de la obra de arte, y aporta el informe de un arquitecto en el que se señala que el templo «está en perfectas condiciones, nunca ha estado en ruina. Había un gotera y ese problema se solucionó hace tiempo por lo que el retablo puede estar perfectamente en el pueblo».

Más vecinos

A la denuncia contra el Arzobispado «por enajenación encubierta» del retablo es posible, según señala García, que se sumen otros vecinos y feligreses de Tañabueyes «porque pensamos llegar hasta el final en la vía judicial iniciada», apunta García, quien insiste en que el retablo debe volver a uno de los dos lugares en los que ha estado en los últimos años, es decir al Museo Diocesano, un lugar donde a su juicio se puede contemplar el valor de las tablas, o al pueblo, pero no admiten que esté colocado en un templo de un barrio de la capital de arquitectura moderna, en vez de devolverla a su lugar de origen.