Fallece atropellado un trabajador municipal al bajar a una arqueta

I.M.L. / Tubilla del Lago
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Ernesto Martínez, de 64 años, soltero y vecino de la localidad, iba a cerrar una llave de paso de la red de aguas cuando un convecino, Francisco, le pasó por encima con su vehículo

 
Acababa de comenzar la jornada laboral y la localidad de Tubilla del Lago se teñia de luto. Unos minutos después de las nueve de la mañana, Ernesto Martínez, de 64 años de edad, se encontraba trabajando en la Plaza Mayor del municipio, a punto de entrar en una arqueta de registro del alcantarillado de la localidad, cuando una fatalidad acabó con su vida.
Varios vecinos del municipio coincidieron en narrar los hechos, con algunos cambios en los detalles. Según explicaban, Ernesto iba a introducirse por la trampilla de la arqueta cuando Francisco, otro vecino del municipio, llegaba a la plaza con su vehículo. Tras parar un momento para hablar con un convecino, reanudó la marca en dirección a la travesía de la carretera BU-V-9101, sin percatarse de que Ernesto estaba en medio de su trayectoria. Francisco pasó con su coche de marca BMW por encima del difunto hasta que paró en seco ante los gritos de los vecinos que estaban presentes, sin haberse percatado de lo que acababa de ocurrir. Tal era el desconocimiento de Francisco en esos primeros instantes que hizo intención de dar marcha atrás, algo que le impidieron quienes allí se encontraban.
 
colaboración vecinal. Para impedir que el vehículo causase más daños a la víctima, un grupo de en torno a una decena de vecinos se juntaron para, inmediatamente, levantar el coche a pulso para retirarlo. Al hacerlo, encontraron a Ernesto consciente y quejándose de un fortísimo dolor en el pecho, pero las heridas que presentaba, una muy importante en uno de sus brazos, no sangraban como cabría esperar en un accidente de estas características.
Lo taparon con una manta para que no se enfriase y, tras llamar al servicio de emergencias 112, le dieron conversación para evitar que se quedase inconsciente. Cuando llegaron los facultativos, valoraron la gravedad de las posibles heridas y solicitaron un helicóptero para trasladar al herido a Burgos o a Valladolid. Mientras llegaba el vehículo aéreo, le llevaron en la ambulancia de soporte vital básico a una campa que podía hacer las veces de helipuerto.
Cuando llegó el helicóptero, los sanitarios constataron que el accidentado había fallecido, al parecer a causa de las heridas internas que le había producido el atropello, por lo que se fue de vacío y el resto de los efectivos, junto con las patrullas de la Guardia Civil y del Destacamento de Tráfico, quedaron a la espera de que llegase el furgón de la funeraria para trasladar el cadáver al Instituto Anatómico Forense de Burgos.
Ernesto Martínez estaba soltero y residía en la localidad de Tubilla, al igual que algunos familiares suyos, como una hermana, que acudieron inmediatamente al lugar de los hechos. Se da la circunstancia de que en un plazo de 10 meses iba a acceder a la jubilación.
La noticia del triste accidente, encuadrado en el ámbito laboral por encontrarse el difunto desarrollando su trabajo, corrió como la pólvora entre los vecinos de Tubilla del Lago, haciendo que muchos de ellos se congregasen en el lugar donde el cuerpo sin vida de Ernesto Martínez esperaba su traslado. Con el sonido de las campanas de la iglesia tocando a muerto de fondo, los vecinos comentaban el suceso y se preguntaban por los motivos de tan luctuoso final. Entre las opiniones, destacaba la duda de los motivos que habían propiciado el accidente, a lo que unos apuntaban que lamentablemente no se había señalizado de ninguna manera el lugar donde Ernesto Martínez se encontraba trabajando y otros argumentaban que la posición del sol, que a esas horas aún estaba muy bajo, pudo impedir a Francisco apreciar con nitidez la calzada y darse cuenta de que el trabajador municipal se encontraba en su trayectoria.