Han pasado de reunir a un centenar de espectadores a sobrepasar el millar con la música de las charangas. Y ahora que han ampliado el abanico de opciones convirtiendo el Festival Charamburu en internacional, no le ven límites: «Es un cambio radical porque en el mundo existen multitud de posibilidades. En Europa hay infinidad de grupos y de una zona a otra cambia el estilo musical y el enfoque para enganchar al público.Por ejemplo, en el norte de Europa las charangas están formadas por instrumentos más graves y no suelen ni cantar ni bailar. En Francia e Italia, en cambio, son más faranduleros. Y en España lo que más nos gusta es cantar», resume Samuel Martín, miembro de la Asociación Los Chones que, junto a la Peña El Buru, son los impulsores de este proyecto.
La respuesta del público en estos cinco años de festival, que ha ido creciendo exponencialmente, es lo que les ha animado a abrir sus fronteras e invitar a un grupo de Toulouse (Francia) para participar en la nueva edición del Charamburu, que se celebrará entre el 17 y el 25 de octubre. «Los Funky Style Brass son increíbles. Combinan hasta el extremo el teatro con la música», añade Martín. Sobre el escenario los galos lucen trajes atrevidos y generan con su actuación frenética una explosión de energía a base de funk, rock, electro y reggae... y de una gran dosis de locura. Los Funky Style Brass actúan el viernes 17 y el sábado 18, en el Hangar, el centro de Burgos y el Teatro Principal.
En el festival propiamente dicho les acompañarán Los Tocados (Madrid) y Kalean (Guipúzcoa), la Batukada Los Gurus y la escuela de baile Body Soul, dejando para horas más intempestivas la actuación de la Charanga Strapalucio(La Rioja), que tendrá lugar en El Casino.
financiación propia. El Charamburu, que nació en 2010 por el interés de Los Chones de traer a Burgos a las mejores agrupaciones musicales de charanga del panorama nacional y, de esta manera, defender la calidad artística de este tipo de formaciones, lo financian los propios organizadores. Dedican el dinero de sus actuaciones a este proyecto, costeando el 80% «de forma totalmente altruista y sin ningún ánimo de lucro». El resto lo consiguen con colaboraciones de publicidad y la cesión de espacios, como hace el Instituto Municipal de Cultura.
Sin embargo, a veces les fallan las fuerzas: «A pesar de que creemos que el Charamburu es una idea formidable, buena para la ciudad y con muchas posibilidades, Chones no puede seguir manteniendo el gasto que todo esto conlleva; por eso, como las cosas no cambien, estamos ante los últimos coletazos del Charamburu».