El vampiro industrial

G. Arce / Burgos
-

El Grupo Ecoalia procesa y valoriza en Villalonquéjar 50 toneladas diarias de sangre de cerdo, rumiantes y aves para extraer proteína animal que se utiliza en la elaboración de la comida de mascotas

 
 
El vampiro pierde toda su literatura en el interior de un matadero industrial. Así se denomina al cuchillo hueco que el matarife clava en la yugular del ganado durante el proceso de sacrificio y por el que, mediante el sistema mecánico de succión incorporado, le extrae su sangre. Hasta no hace mucho, la mayor parte del líquido vital era un desperdicio o simple abono para el campo; hoy, gracias a los avances en la investigación, es una materia prima muy preciada para el sector dedicado a la gestión de residuos orgánicos, en el que Burgos es una plaza de referencia nacional.
La industria alimentaria genera sangre en abundancia. Solo en Carnes Selectas, el matadero de Campofrío en Villalonquéjar, se succionan más de 25 toneladas de los 7.000 cerdos que se sacrifican cada jornada. La mayor parte de este enorme fluido orgánico, exactamente 21 toneladas, es transportado en cisternas isotérmicas a Biogasnalia, una empresa de Ecoalia, grupo burgalés especialista en la gestión de residuos orgánicos agroalimentarios y urbanos, situada a escasos cien metros del matadero. 
Allí se traslada este subproducto a un gran depósito exclusivo para ganado porcino, situado junto a otros tres grandes silos reservados para sangre de rumiantes, de pollos y otros. 
La escrupulosa trazabilidad del proceso que se va a iniciar ya comienza con el almacenamiento de la materia prima pues, de entrada, no es lo mismo la sangre de un animal u otro -la de mayor calidad es la de cerdo y la de menor la de pollo- y también difiere según mataderos y procedencia.
Y hablamos de mucha sangre: Biogasnalia recibe cada día 50 toneladas procedentes no solo de Campofrío, sino de mataderos del resto de Castilla y León, Cantabria e incluso del de Tres Jotas de Huelva. Este gigantesco proceso logístico se desarrolla en las 24 horas posteriores al sacrificio del animal y en unas condiciones de temperatura, higiene y salubridad muy controladas, claves para el éxito de este negocio.
El primer paso del tratamiento industrial es el filtrado de pelos, coágulos y otros residuos procedentes del matadero. Posteriormente, mediante la aplicación de 95 grados de temperatura con vapor, el líquido rojo bombeado se coagula y, tras someterlo a un centrifugado, se transforma en una pasta oscura que aún mantiene un 50% de su humedad. El secado final permite separar totalmente el plasma del agua.
A simple vista, el producto resultante es similar al pimentón, una harina fina molida que atesora un concentrado hemoglobínico de proteína de entre el 95% y el 98%, sin ceniza apreciable, ni humedad y con un alto grado de digestibilidad (capacidad para disolverse).
La harina se comercializa a granel -a razón de entre 400 y 500 euros la tonelada- y pasa a formar parte de los pellets de comida con que alimentamos a nuestras mascotas. Concretamente, la sangre procesada en Burgos se incluye en los alimentos elaborados por el Grupo DiBaq-Diproteg y Elmubas Ibérica. Cuanto más ‘pimentón’, más valor nutricional tiene la comida del perro o del gato.
 
dinamarca.«Traje este proceso a Burgos tras viajar a Dinamarca para conocer el funcionamiento de una planta de biogás dedicada al secado de sangre», explica José Luis Alonso, propietario de Ecoalia, firma que factura más de 1,5 millones de euros al año y que ha sido distinguida con el Premio Innovación de la patronal FAE por este singular tratamiento.
En 2011 se construyó -no sin dificultades- la fábrica de procesado (la primera de Castilla y León y una de las 5 operativas en España) y el próximo marzo arranca la construcción de la planta de biogás de 0,27 MW que dará energía al proceso y a esta industria.
La transfusión es continua. En Villalonquéjar se tratan 2.000 litros a la hora, las 24 horas del día, de lunes a domingo. «De hecho sobra sangre en el mercado y no damos abasto», reconocen.
En breve comenzará a funcionar una empresa similar en Salamanca, aunque no hará competencia a Burgos «porque es para alimentar peces de granja», lo cual impide el uso de sangre de rumiantes en el proceso tras las prohibiciones generadas a raíz de la crisis de las vacas locas. 
La investigación en este campo avanza. En Segovia se extrae proteína de la pluma de las aves y en Salamanca está en proceso extraer creatina del pelo del cerdo.