Gimnasia para el cerebro

G.G.U. / Burgos
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Acción Social cada vez programa más actividades dirigidas a retrasar la pérdida de memoria y el deterioro cognitivo

Las mismas canciones que en las guarderías se cantan para enseñar a los niños a memorizar, se repiten en los centros cívicos para ayudar a no olvidar. Las actividades cuyo objetivo es retrasar el deterioro cognitivo y la pérdida de memoria cada vez tienen más protagonismo -y éxito- entre el abultado calendario de actividades que la Concejalía de Acción Social organiza cada año para los mayores de 60 años dentro del programa municipal de Envejecimiento Activo. Y algunas de ellas no solo cuentan con la evidente aprobación de los ciudadanos, sino que son recomendadas por especialistas en enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer, la demencia u otras.

El progresivo envejecimiento de la población provocó que las actividades dirigidas a la tercera edad acabara desarrollándose como un programa propio a partir de 2010. Y este cambio implicaba que las actividades que hasta ese momento se programaban en exclusiva en las Aulas María Zambrano y en el conocido como Espacio del Mayor, pasaron a incluirse en los calendarios de todos los centros cívicos y de acción social de la capital, así como en los centros culturales de barrio. Este cambio de planificación ha conllevado que, en el curso académico actual, haya casi 1.270 personas apuntadas en el centenar de actividades específicas pensadas para mejorar la calidad de vida de los asistentes fomentando la participación en el día a día de la ciudad y tratando de cuidar su salud, tanto desde el punto de vista físico como mental.

Y dentro de este segundo grupo la preservación de la memoria tiene un espacio prioritario con dos líneas de acción: las actividades que se imparten con carácter preventivo y las que tienen plazas limitadas para personas que ya tienen cierto deterioro y necesitan un recurso más específico. Y aunque son muchos quienes recalan en estos talleres para grupos de diez personas por iniciativa propia o de sus familiares, no es despreciable la cifra de personas que llegan por recomendación del médico de cabecera o incluso de un neurólogo. Sin embargo, la concejala Ana Lopidana, destaca que «nosotros no sabemos quiénes van por recomendación del médico y siempre destacamos que no se trata de un recurso especializado: si el deterioro es alto nosotros no podemos intervenir».

En cualquier caso, destaca que el éxito de estos talleres presentados bajo el título de Memoria I, IIo III (de carácter preventivo) o Ejercita tu mente (específica para quiénes ya tienen deterioro) radica en «el trabajo individualizado tanto con los asistentes como con sus familias, con quienes se contacta cuando van a acompañarlos a la actividad o por teléfono».

Sin ansiedad

 

Cualquiera de estas modalidades de talleres de salud mental tiene objetivos muy variados: fomentar la atención, la percepción y la capacidad de concentración a la vez que se trabaja en la adquisición de reglas nemotécnicas para recordar, en el manejo del cálculo mental y en la autoestima. «Se trabaja mucho porque perseguimos disminuir la ansiedad que generan los olvidos», apunta Lopidana.

Algo que este periódico comprobó con un grupo de asistentes a uno de los talleres enfocados hacia quiénes ya tienen cierto problema para recordar, por ejemplo, en qué año viven o a qué estación corresponde el mes en curso. Cuestiones que repiten invariablemente cada uno de los días de taller pero que hacen sumirse en un silencio nervioso al responsable de contestar a la pregunta. Y el resto, consciente del apuro, invariablemente tiende a tratar de chivarle la respuesta. «El objetivo es mejorar la calidad de vida porque, cuando están activos mejora la salud y se para un poco el deterioro», explica Lopidana, antes de matizar que, para ello, se emplean todo tipo de recursos: desde balones de colores chillones para trabajar la psicomotricidad hasta fichas como las que se realizan en los colegios. Solo que lo que a unos les sirve para aprender, a otros les ayuda a retener.