El Ayuntamiento de Burgos avanzó ayer la última novedad del proyecto de ampliación del bulevar del ferrocarril por el entorno de Cellophane. El vicealcade, Ángel Ibáñez, detalló que el vial comprendido entre las calles Gumiel de Izán y Arlés, que se espera que pueda abrir al tráfico a mediados del mes de noviembre, contará con «dos radares disuasorios», uno en cada sentido de la circulación. Eso sí, los conductores no deberán temer por una multa ya que estas señales luminosas se limitan a avisar de la velocidad por la que se circula y no sacan fotografías cuando se exceden los límites. Un ejemplo similar en la ciudad son los que se colocaron hace unos meses en Vicente Aleixandre.
El también portavoz del equipo de Gobierno argumentó la decisión en que el tramo que se va a inaugurar «tiene una longitud importante y puede ocasionar la tentación de superar los niveles de velocidad permitidos». La instalaciones de los radares se realizará en las proximidades a la curva que hay en la calle Arlés, con el fin de evitar que se produzca algún accidente. Ibáñez comentó que en la Concejalía de Tráfico se ha querido optar por esta medida de precaución, que no persigue fines recaudatorios.
En lo que respecta a la obra, durante la tarde de ayer los trabajos se centraron en esparcir el riego de imprimación que permitirá comenzar hoy el asfaltado del vial. Una tarea que se prolongará entre 6 y 8 días y que solo se retrasará si las condiciones climatológicas son adversas e impiden que los trabajos progresen.
AVANCES
El concejal destacó que en estos cuatro meses de obras, además de los movimientos de tierras y del desmonte y derribo de las viejas infraestructuras (puentes) ya se han delimitado los bordillos del vial e instalado las farolas. En este momento se trabaja para extender el hormigón de las aceras, en el cableado de las luminarias y en la semaforización en el cruce de bulevar con la calle Gumiel de Izán. La apertura de este tramo permitirá conectar el bulevar con la calle Caleruega y Conde de Castilfalé.
Por lo que se refiere al segundo tramo, el que llegará hasta el barrio de Fuentecillas, se espera que las obras se inicien en marzo del próximo año. Un proyecto que se ha tenido que modificar tras el acuerdo con los vecinos de Las Rebolledas de incluir en él una vía verde.