La jueza argentina María Servini, que investiga los crímenes de genocidio y lesa humanidad cometidos durante el franquismo, estuvo ayer Miranda con la intención de recabar pruebas testimoniales sobre la represión de la dictadura. Servini se reunió con Félix Padín, superviviente del campo de concentración que funcionó en la ciudad durante más de una década (1937-47). Miliciano anarquista que en la actualidad cuenta con 97 años, Padín estuvo preso en la instalación en diferentes etapas, además de sufrir otro tipo de represalias del régimen sobre las que ayer indagó la magistrada argentina.
Aunque inicialmente la intención de la jueza era recabar un testimonio oficial, el exhorto necesario no llegó a tiempo, por lo que el encuentro se limitó a una visita de cortesía en el hospital, donde se encuentra internado Padín, en la que la magistrada pudo comprobar, que pese a su avanzada edad, conserva un perfecto estado de lucidez y ratifica todo lo declarado en la querella presentada, la cual ya ha sido admitida en el proceso. Se trata de un testimonio muy valioso, ya que Padín es ya uno de los pocos supervivientes que aún viven del campo de concentración mirandés.
El problema legal que impidió la declaración de Padín causó sorpresa en la Coordinadora Estatal que sigue la querella en Argentina, porque «se ha tramitado a la vez que el resto de testimonios, y misteriosamente Miranda es la única ciudad en la que no ha llegado el exhorto», señaló un portavoz del colectivo.
Titular del Juzgado Nacional en los Criminal y Correccional Federal de Buenos Aires, Servini inició ayer una rueda de visitas que en los próximos días le llevará por toda la geografía española para indagar sobre lo ocurrido desde el inicio de la Guerra Civil hasta las primeras elecciones democráticas. El motivo de su presencia en el país debe a la imposibilidad de viajar, por motivos de edad y problemas de movilidad, de los testigos, además de mantener reuniones con representantes de diferentes instituciones, como la de ayer en el Parlamento Vasco.