La parte más alta del retablo mayor de la Catedral está a 16 metros de altura. Fijarse en la escultura del Ángel Custodio que remata un lateral del altar resulta complicado en una visita común al templo. La pieza del siglo XVI pasa desapercibida entre tanta riqueza artística y tanta concentración de arte. La escultura de madera policromada que tallaron los hermanos De la Haya y pintó Gregorio Martínez es singular por su valía como obra de arte y por la maqueta de la ciudad que porta el Ángel en su mano izquierda. Una maqueta en la que se reconoce la muralla burgalesa, el Castillo, la iglesia de La Blanca y por supuesto, la propia Catedral de Burgos.
Como esta pieza, otras cuarenta y seis magníficas obras seleccionadas de la colección del templo gótico se exponen en la Casa del Cordón en la muestra Mirabilia, cuyo nombre hace alusión al texto en latín que se puede leer en el cimborrio de Juan de Vallejo, lejos de los ojos cotidianos: «En medio del templo te alabaré y daré gloria a tu nombre, que hace maravillas». Las obras se han elegido en función de su valor, pero también por tratarse de piezas que debido a su estado de conservación o a la propia situación dentro del templo, resultan menos accesibles para el público.
La Catedral sale a la calle para subrayar la importancia de piezas que compiten con un imponente continente y con un contenido que en su conjunto supone una de las mejores colecciones de arte de España y, por supuesto, la mejor de Burgos. Presentadas como un gabinete de curiosidades o una pequeña galería de arte de grandes autores y grandes obras, las 47 piezas han sido creadas entre los siglos XIIIy XXI y resumen todas las disciplinas:pintura, escultura, vidrio, documentos, textiles, platería, porcelana, joyas...
Mirabilia, organizada por la Fundación Caja de Burgos en colaboración con el Cabildo, expone obras maestras como una vidriera de 1511 de la capilla de los Condestables (que se muestra por primera vez desde su restauración); un mapa del Antiguo Egipto elaborado según la descripción de Ptolomeo en el siglo XVII, y que se conserva en el Archivo; un relicario de madera de ébano que custodia la capilla de las reliquias; la capa de Basilea que donó el obispo Alonso de Cartagena o unas miniaturas pintadas sobre cobre que cuelgan de las paredes atiborradas de la sacristía mayor.
También pueden verse de cerca y en primer plano la Virgen con el Niño (siglo XVI), del taller de Isembrant, normalmente en la sala capitular; un San Juan Bautista del taller de Caravaggio que tiene su sitio en la capilla de Santa Tecla; San Andrés y San Pedro, dos pinturas de Gregorio Martínez que se conservan en el altar de los Astudillo; piezas de Diego y Gil de Siloé, de Juan de Archeta y obras del siglo XXI firmadas por el fotógrafo José Manuel Ballester y el escultor Stephan Balkenhol.
30 años de patrimonio
«El patrimonio de la Catedral sale a la calle para agradecer a la sociedad su apoyo», resaltó ayer Juan Álvarez Quevedo, presidente del Cabildo, al recordar que hoy se cumplen tres décadas de la declaración por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad. «Esta exposición es una mirada hacia atrás, para observar la visión de los artistas, y hacia adelante, porque desde la Catedral la ciudad y su futuro está protegida por el Ángel Custodio», añadió.
Mirabilia, que se completa con un catálogo diseñado por Tomás Sánchez, ha contado con el profesor José Matesanz como asesor. Él y Óscar Esquivias firman los textos del libro. La exposición podrá visitarse hasta el 11 de enero. Además, para celebrar estos treinta años, lCaja de Burgos ha organizado una serie de actividades paralelas.