Isabel Ruiz Ruiz vuelve siempre que puede para descansar y disfrutar de la exhuberante naturaleza que rodea a Villanueva-Rampalay, su pueblo natal en el Valle de Zamanzas. Pero desde hace dos años ese descanso se ha visto sobresaltado por el ataque que han sufrido más de una docena de árboles de la ribera del Ebro, muchos de ellos situados en una finca de su propiedad. En noviembre de 2012 denunció el primer envenenamiento de los árboles y esta semana ha vuelto a contactar con los responsables de Prote-cción de la Naturaleza de la Guardia Civil al detectar como se han fumigado las hojas de muchos de ellos y vuelven a presentar mal aspecto. Ruiz denuncia los daños medioambientales en un espacio incluido dentro del Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón, pero también teme que un enorme chopo y algunos otros ejemplares, que se han secado por completo caigan sobre el puente medieval de la localidad.
Tras lo sucedido en el verano 2012, Ruiz puso los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) y el Servicio Territorial de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Castilla y León. La denunciante asegura que desde la CHE advirtieron a Patrimonio de la necesidad de cortar el chopo seco que podría desplomarse sobre el puente del siglo XIII, pero nadie ha movido ficha desde 2012 ni se le ha comunicado, como propietaria de la finca, la necesidad de cortar los árboles enfermos. En los próximos días volverá a poner los hechos en conocimiento de la CHE.
Los ejemplares afectados presentan uno o varios agujeros con una circunferencia perfecta de unos tres o cuatro centímetros de diámetro en la base de sus troncos realizados con una broca. La denunciante intuye que en estos agujeros se ha echado algún tipo de tóxico que ha llevado a los chopos, arces, alisos, nogales o avellanos afectados a irse secando y perdiendo vida. La mayoría de los árboles presentan estos agujeros y algunos también pequeños hachazos, desde donde comienzan a ennegrecerse. En 2012, cuando arrancó el problema, Ruiz encontró también en su finca numerosos de paquetes vacíos de sal gorda que se habían esparcido por el terreno con el fin de acabar con su vegetación y sus árboles.
La afectada solo encuentra una explicación a estos hechos y es el interés de quien lo hace por clarear las riberas que están junto al puente y posibilitar su visión, una vez que los árboles mueran. Pero lo que para el atacante es una solución, para Ruiz es un problema tanto para la integridad del puente medieval como para el sostenimiento de las riberas, que precisan de arbolado para que las riadas del Ebro no arrastren la tierra y causen graves daños.
En dos municipios
Su finca, herencia de sus padres y abuelos, podría ser una de las más afectadas, si las riberas se quedan sin vegetación que contenga las avenidas, dado que el agua se iría llevando la tierra y con ella los metros de superficie de su propiedad. Lo curioso es que la ribera contigua a Villanueva-Rampalay, donde se ubica el terreno propiedad de Ruiz, pertenece al municipio del Valle de Zamanzas, mientras que la de enfrente, forma parte ya de la superficie de Los Altos.
Así pues, este problema medioambiental afecta a dos municipios tan solo separados por el curso del río Ebro, junto al que discurre el Sendero de Gran Recorrido GR-99, también conocido como camino del Ebro. De hecho, a pocos metros de los árboles enfermos y con las hojas ennegrecidas por los productos tóxicos que les han echado recientemente se encuentra un panel del Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón instalado por la Junta de Castilla y León, donde se explica las posibilidades del entorno y los senderos que se pueden disfrutar.
Sin embargo, Isabel Ruiz lamenta que ninguna institución ha podido frenar lo sucedido y el envenenamiento de los árboles continúa impune, al no haberse localizado a su autor o autores.