«Noruega violó el artículo 14 de la Convención Europea de Derechos Humanos, que es el inherente a la discriminación por razón de nacionalidad». Con esta categórica frase explica Alberto Paz, portavoz de la Asociación Long Hope que representa a 211 marineros que reclaman su pensión al país nórdico, por qué «está constatado» que ganarán el juicio al que prevén llegar en el Tribunal de Estrasburgo, una vez que cumplan «el trámite» de agotar la vía judicial interna en Noruega.
Paz hace un repaso por su lucha mientras espera en el aeropuerto el avión que le llevará a Oslo para defender su causa con motivo de 1 de mayo, en el país que le ha «robado» su pensión. Será la manifestación número 58 desde que «se puso el cascabel al gato en 2010», el inicio de esta batalla para cobrar lo que les corresponde por el servicio prestado en la marina mercante de Noruega.
Hasta la entrada del país en la Unión Europea, momento en que se regularizó la situación por el convenio comunitario, Paz cifra en unos 500 millones de euros «de la época» el dinero que ingresó ese gobierno por el pago de impuestos de los marineros españoles. Pero, ¿por qué no les retribuye como corresponde? El portavoz explica que en el año 63, España negoció un convenio sobre doble imposición, de manera que cedía los impuestos de sus marinos a Noruega bajo la promesa de que, una vez firmado, se suscribiría la cobertura social. «Agarraron nuestros impuestos y después se negaron a firmar el convenio», resume Paz.
Con este impago, el portavoz enumera que no solo se ha incumplido el artículo 14 de la Convención Europea de Derechos Humanos, sino que también se les ha quitado «un derecho que nadie te puede robar», como es la pensión, a través de «una ley incoherente interna», se ha violado al artículo 98 de la constitución noruega, que alude a la no discriminación entre nacionales y extranjeros, y por extensión también el 12.4 de la Carta Social Europea que «dice muy claro que todos los países que tengan inmigración recíproca, procurarán convenios bilaterales a fin de que esa gente tenga cobertura social», razona Paz.
Long Hope critica que el Gobierno español «no está actuando con el ímpetu que requiere esta situación», lo califica de «títere e indecente» y asevera que su modo de operar a este respecto es «impresentable, vergonzoso y deleznable». «España no tiene porqué bajarle las calzas a Noruega continuamente, lo que tiene que hacer es defender a sus nacionales», afirma con contundencia Paz. En su opinión, a la administración central le interesa «andar con paños calientes con Noruega» con el objetivo «traer piscifactorías a nuestras rías, que no las queremos, porque ahí siempre hay cazo».
«Somos gente de mar, de verdad. No nacimos en la mar pero pasamos más días sobre ella que en casa, con nuestras familias. Hemos vencido huracanes, ciclones, de todo. Esto para nosotros es una tormentita más. Que lo tengan en cuenta el gobierno noruego y el español. De esta madera en España queda poca. Pero la poca que queda es de muy buena calidad», sentencia el portavoz.