Los dos actos en los que la candidata de Ciudadanos a la Alcaldía, Gloria Bañeres, interpretó una negociación con «la lista más votada», esto es, el PP, para permitir mañana la investidura de Javier Lacalle a cambio de que el todavía alcalde en funciones acatara las condiciones que le fueron trasladadas en su momento tuvieron ayer un final oficialmente inesperado, pero oficiosamente cocinado a fuego lento durante días.
El martes por la noche, Bañeres celebraba el amplio nivel de consenso alcanzado con los populares, pero 24 horas después reunía en Gamonal a un grupo de afiliados de su círculo más cerrado y se ponía encima de la mesa una opción que se venía masticando desde atrás: presentarse ella misma como candidata. Eso rompía con todo lo proclamado antes, durante y después de las elecciones. Ya saben: «tiene que gobernar la lista más votada», «ya tuvimos un tripartito y acabó mal», «los ciudadanos nos han dicho que no quieren que gobernemos» y otras sentencias por el estilo, pero tenía una lógica.
Ese porqué no es otro que la certeza de que PSOE e Imagina Burgos votarían en la sesión de investidura incluso al interventor antes de hacerlo por Javier Lacalle. Al presentar su candidatura, Bañeres les está diciendo a las fuerzas de izquierdas que si no quieren al PP gobernando tendrán que apoyar su investidura, y la candidata sabe que desalojar a Lacalle es el objetivo prioritario para sus potenciales socios de Gobierno.
Ayer por la mañana Bañeres acudía a la reunión para preparar el Pleno ya con el beneplácito de su círculo de afiliados para postularse ella. Al término del encuentro escenificaba de nuevo que trataría de cerrar un acuerdo con los otros tres concejales electos de C´s para ver si se abstenían y permitían a Lacalle ser alcalde o no. «En cuanto lo decidamos os convocaremos a una rueda de prensa esta misma mañana», contó.
Y fue a la reunión, pero allí se topó con la negativa cerrada de una de las concejales del Grupo, concretamente la de Silvia Álvarez de Eulate. Ortedgo y Marañón sí apoyaban explícitamente la maniobra para ocupar la Alcaldía. Así que la rueda de prensa no llegaba... Hasta pasadas las nueve y media de la noche. Fue entonces cuando, con la ausencia de Álvarez de Eulate pero invitando a la mesa al número 5 de la candidatura, que sería el próximo concejal de C´s si alguno de los electos abandonara el acta, explicó cuál había sido su decisión.
El comunicado
Visiblemente nerviosa y leyendo su intervención, Bañeres reconoció que «Lacalle firmó el documento de regeneración democrática y aceptó gran parte de las propuestas; sin embargo, las medidas relativas a la regeneración y reorganización del Ayuntamiento y a la transparencia y participación de todas las fuerzas políticas no fueron aceptadas tal y como se habían propuesto por parte de Ciudadanos».
Fue, continuó, «esa no aceptación de medidas que se consideran cruciales» lo que «hace que la propuesta del PP se considere inaceptable, entrando así las negociaciones en un punto en el que consideramos que el avance hacia posturas de encuentro no es posible». Tumbada la posibilidad de inhibirse en la votación de investidura, tocaba hablar de la otra opción: una alianza con PSOE e Imagina que en ambos partidos siempre dieron por sentado que dirigiría uno de sus candidatos, quizás porque Bañeres dijo hasta el paroxismo aquello de que Ciudadanos, con cuatro concejales, no entraría en el Gobierno que ahora quiere presidir.
«Esta opción tampoco nos satisfizo porque no existía una propuesta concreta de proyecto de ciudad, quedando patente un discurso excesivamente polarizado con el objetivo de votar en contra de otra opción (el PP) y hablando de un revanchismo del que no somos partidarios desde Ciudadanos y de un conmigo o contra mí». Es decir, rechazó las ‘formas’ del PSOE e Imagina, pero acto seguido les ofreció diáfanamente que se sumen a un Gobierno dirigido por ella desde la Alcaldía.
«Proponemos a Gloria Bañeres como alcaldesa. Nuestra propuesta pretende ser inclusiva y, aparte de conseguir nuestro proyecto de ciudad, quiere trasladar a los otros grupos la propuesta de inclusión en la Junta de Gobierno de sus representantes, que quedaría compuesta por cuatro concejales de Ciudadanos y cinco del resto de fuerzas, dejándonos a merced de una moción de censura y en una situación de minoría en la Junta de Gobierno, lo que implica la necesidad de negociación». O lo que es lo mismo: el Grupo menos votado oferta dirigir un gobierno de concentración destacando como valor la vulnerabilidad de la alcaldesa.
«Buscamos estabilidad»
Lo que no está en duda (al menos por ahora) es que Bañeres solo se apoyará a sí misma. Al ser preguntada por la posibilidad de pactar con PSOE e Imagina si estos partidos ofrecen lo mismo que ella (presencia de todos en la Junta de Gobierno, más transparencia y participación...) se desmarcó asegurando que «la forma de trabajar de Imagina nos parece poco eficaz y los revanchismos no nos gustan, así que como hay dos posturas muy enfrentadas, e incluso tres, hemos decidido coger el testigo».
De las contradicciones manifiestas con lo que ha venido siendo su discurso hasta la noche de ayer Bañeres salió así: «En el fondo estamos diciendo que vamos a gobernar buscando estabilidad y participación. Efectivamente hemos dicho que no íbamos a formar parte del equipo de Gobierno, pero seguimos teniendo cuatro concejales, somos una fuerza minoritaria en el Pleno y queremos dar participación a todas las fuerzas en la Junta de Gobierno».
Sabe, además, que la probabilidad de obtener el respaldo de Imagina y PSOE, lo que la proclamaría alcaldesa en primera votación, es alta. «Vemos la posibilidad de que así suceda y si así fuera esperamos la participación de todos porque somos la única fuerza que ha presentado un proyecto de ciudad», volvió a invitar.
Lo que también conoce es que no contará con el voto de una de las concejalas de su lista porque Álvarez de Eulate ya avanza que la maniobra es, en su opinión, «incoherente, irresponsable e improcedente tanto para el partido como para la propia ciudadanía de Burgos». Por contra, aseguró la más que nunca candidata a la Alcaldía, «acabo de hablar con el señor Luis Fuentes (delegado regional de Ciudadanos) y nos ha dado el visto bueno». Ese «acabo» lo pronunció casi a las diez de la noche, pero la decisión se tomó mucho antes. Al fin y al cabo, ya sentenció que «no somos la marca blanca de nadie».