«Todos los proyectos que vengan al calor de Las Edades, bienvenidos sean»

N.L.V. / Aranda
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Juan Álvarez Quevedo ante las puertas de la iglesia de Santa María. - Foto: Diario de Burgos

Este sacerdote nació en Villahoz hace 64 años. Tras estudiar en el Seminario y en la Facultad de Teología de Burgos ejerció su ministerio en Santa María de Garoña y la zona de Melgar y Sasamón, hasta que en 1995 el entonces obispo de Burgos le llamó para hacerse cargo del patrimonio de la diócesis. Posteriormente se incorporó al cabildo de la Catedral, fue secretario de la Fundación de Las Edades del Hombre y comisario de la exposición Yo, camino, de Ponferrada. Una responsabilidad que vuelve a asumir con Eucharistia, que en primavera se inaugura en Aranda.

 

 
Su figura se ha convertido en una constante por las calles de la capital ribereña en su afán por que todo esté perfecto para acoger Las Edades del Hombre. Visita las obras en las iglesias, da cursillos sobre Eucharistia y, entre unas actividades y otras, saca un hueco para atender a los medios de comunicación.
Cuando quedan apenas tres meses para la inauguración de Eucharistia, ¿cuáles son los aspectos que más le preocupan?
Todo. Desde la selección de piezas, a que las presten, el montaje y que tengan un mensaje. También me gustaría que tuvieran un número adecuado de visitantes, que aprovecharan el verdadero sentido que tiene la exposición. Y como influencia secundaria, que sea un éxito para el turismo, para Aranda y la Ribera y un beneficio económico.
¿Qué va a encontrarse en esta nueva edición de Las Edades del Hombre aquella persona que venga a visitarla?
Una ciudad pequeña pero con un gran valor artístico en las dos iglesias que serán sedes, fundamentalmente. Un entorno también de gran riqueza artística. Y un punto importante entre Madrid y Burgos, por lo que se espera a muchos visitantes de allí, y otros atractivos turísticos que permitirán incluso disfrutar de la gastronomía de esta tierra.
Ejerció ya como comisario en Yo, Camino, de Ponferrada. ¿Afronta esta responsabilidad de diferente manera?
Sí, pero no por los años. Las Edades han tenido una evolución, ya no son las exposiciones de las grandes catedrales, sino más reducidas, con menos piezas, menos compromiso desde el punto de la preparación. Y todo eso ayuda a que el compromiso sea menor. Sin embargo, la ilusión es la misma. A nivel persona, yo en aquel momento era secretario y comisario, lo que es un compromiso mucho mayor. Las cosas se concentraban en unas pocas personas, ahora es un equipo más amplio y se comparten responsabilidades.
Ha anunciado que compondrán la muestra entre 120 y  130 piezas. Habrá obras de Vela Zanetti, Carmelo de la Fuente, Goya, Murillo...  ¿puede dar a conocer alguna más?
Las que he adelantado son las que puedo adelantar como miembro de un equipo. Tengo que ser consecuente con el ordenamiento, las fechas y los preparativos. No se pueden adelantar porque las piezas cambian de vez en cuando, el listado todavía está en el aire y no se puede dar, es prematuro. Aparte de que la novedad supone un aliciente.
¿Qué criterios se han seguido para seleccionarlas?
Lo primero, la temática. Las piezas han de ajustarse a un guión. Después, su valor artístico porque nuestra tierra tiene muchas obras. Que no haya repetido en demasiadas exposiciones. Por último, la relación entre arte antiguo y moderno. Las Edades es una organización eclesial que está abierta a un arte que tiene que ir favoreciendo y creando para que siempre se cumpla que la Iglesia ha sido amiga de las bellas artes y los artistas.
¿Puede ser Eucharistia un concepto demasiado abstracto para atraer el interés de personas que no compartan creencias católicas?
El título está en la entraña del arte cristiano, de Las Edades del Hombre y de las exposiciones. Poner un título ajeno al mensaje religioso sería traicionar al arte religioso. Hemos de ser consecuentes. Se puede establecer una especie de diálogo pero no se puede ir en una línea contraria al devenir de la historia del arte. La Iglesia ha apoyado a los artistas para que favorezcan el culto. Todas las imágenes que van a venir tienen un sentido. Esa es la gran ventaja. Se trata de que lo que no tiene uso en algún momento y está arrinconado en una sacristía, se traslade para que siga teniendo un mensaje.
Las dos sedes de la muestra, las iglesias de Santa María y San Juan, se quieren dotar de continuidad mediante una exposición en la vía pública ¿cómo se ha concebido este tramo?
Todavía está en el aire. Es una vía pública, que tiene que tener acceso para las personas que deseen pasar por ahí, utilizarla. Incluso que quien quiera pueda incorporarse solo a la parte final de la exposición. Pero intentaremos que a través de algunos mensajes comunique una iglesia con la otra, se vea continuidad.
En un principio se planteó incluir también como sede San Nicolás de Bari, en Sinovas ¿por qué se descartó la idea?
Porque la experiencia nos da la razón. Las Edades casi siempre han tenido una sede o dos muy cercanas. Cuando se han separado, o ha bajado el número de visitantes o se ha utilizado como complemento. Las Medinas estaban unidas por el nombre, la temática, el planteamiento pero la distancia hizo que los visitantes se encontraran descolocados.
Con Eucharistía se cierra un ciclo que arrancó con Passio, y continuó con Monacatus y Credo, ¿cómo se plantea el futuro?
En principio está cerrada la muestra de Ávila con motivo del Centenario de Santa Teresa. Después, será el patronato, la Fundación, la que tiene que decidir. Hay muchas demandas y puede continuar en una fase distinta.
Tras 19 ediciones, ¿habría que empezar a plantearse otras alternativas?
A nivel personal creo que es un producto muy interesante para Castilla y León, es la imagen exterior del arte y el patrimonio de la Iglesia y de la comunidad. Las revisiones se van haciendo poco a poco, dadas por el lugar, la temática y el tipo expositivo. 
La Junta  apuesta por un nuevo recurso turístico, el enocultural, en el que el patrimonio se fusione con la cultura del vino. ¿Cómo valora esa vinculación? ¿Puede resultar beneficioso?
La Iglesia tiene en cuenta dos cosas en la organización de Las Edades. Independencia, porque su patrimonio tiene entidad suficiente para presentarlo ante la sociedad y atraer turistas. Pero el turista también viene a ver otras cosas y la Iglesia lo admite y por eso colabora para promocionar todo. No es que todo tenga que venir en el mismo paquete. Nosotros conocemos lo nuestro, pero no quitamos lo otro.
Al calor de Las Edades del Hombre están surgiendo todo tipo de ofertas ¿teme que tanta diversificación acabe desanimando a posibles visitantes a la muestra?
Todos los proyectos, bienvenidos sean. Las Edades pretenden ser un hito que atraiga todas las ocupaciones. Se inclina con una mano a acoger todo lo que viene en torno a temas humanos y con la otra a proponer actividades eclesiales. Eso enriquece y el visitante, además de la exposición disfruta del ambiente, encuentra una reunión o un concierto… es un poco la finalidad. Se extiende atendiendo las inquietudes del hombre moderno.