Makoki en la encrucijada

R.P.B.
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Sobre el artista burgalés Juan Mediavilla pesa una orden de desahucio por impago. Abonó lo que debía pero el proceso siguió su curso. Si nada lo remedia el desalojo se ejecutará el día 20

Makoki en la encrucijada - Foto: Jesús J. Matías

Anda hecho polvo el dibujante Juanito Mediavilla, padre de Makoki,  Juan Jaravaca o El Niñato, personajes de cómic alumbrados en aquella Barcelona fascinante de los años 70, cuando las Ramblas, el Raval o la Boquería eran de verdad y lo mismo alternaba con Vázquez Montalbán que con Javier Mariscal y compañía. Anda triste e indignado porque por una carambola de lo más tonta e inocente, por ingenuidad y cierta desidia, puede quedarse «en la puta calle» la semana que viene: una orden de desahucio pesa sobre él y su pareja, Isabel, inquilinos ambos de un bajo en el 67 de la calle Calzadas. No sólo es la casa familiar de Juanito Mediavilla -desde mediados de los años 50, cuando él tenía apenas cuatro años- sino también, y no menos importante, el lugar en el que se ubica el estudio en el que sigue dando rienda suelta a su talento artístico desde que volviera a instalarse con sus láminas, sus lápices, sus rotuladores y sus pinturas en su Burgos natal. 

Es el suyo un largo, interminable lamento. Hace unos meses, Caixabank, la entidad propietaria de estos bloques de viviendas ubicados entre las calles Calzadas, Segovia y avenida de la Paz, propuso a los inquilinos -a través de su filial inmobiliaria BuildingCenter- la posibilidad de adquirir en propiedad los pisos a un precio menor al del mercado y de forma voluntaria. Ya en la setentena, Juanito y su pareja echaron cuentas y decidieron no acogerse a esa oferta. Hasta ahí, todo bien: la entidad financiera no obligaba en absoluto a ello; esto es, la adquisición era voluntaria y BuildingCenter respetaba así el contrato de alquiler de quienes no compraran hasta que éste expirara.

Así las cosas, sin que ninguno de los dos ofrezca una razón muy precisa (apuntan a que quizás la anomalía se produjo cuando la titularidad del piso pasó de ser de una hermana a serlo de Juan), «dejaron de llegar los recibos del alquiler durante varios meses», hasta que un día llegaron todos de golpe acompañados por una orden de desahucio por impago. «En ese mismo momento fuimos a la entidad y pagamos todo lo que se debía, y creímos que con eso ya estaba todo arreglado pero resulta que el proceso judicial siguió su curso hasta derivar en demanda. Y aunque a día de hoy estamos al corriente de pago en todo, el día 20 de este mes [el jueves que viene] se va a ejecutar esa orden. Y estamos desesperados», explican. Han intentado por todos los medios que el proceso judicial se detuviera al entender que habiendo hecho aquel pago y no habiéndose retrasado en ninguno más, no tiene justificación el deshaucio.

Juan, con una de sus obras asomado a la ventana de su estudio.
Juan, con una de sus obras asomado a la ventana de su estudio. - Foto: Jesús J. Matías
En Caixabank lamentan la situación pero dejan claro y aseguran que nada de esto hubiese sucedido si no llega a producirse el impago; y que, cuando esto sucedió, estudiaron bien el caso. «Y en este caso no había vulnerabilidad. Caixabank jamás echaría de su casa a nadie vulnerable. Tienen ingresos y otro lugar en el que vivir. La causa de todo fue el impago. Y si el juez hubiese visto alguna irregularidad hubiera invalidado el proceso», señalan fuentes de la entidad financiera propietaria del inmueble. 

«No lo vamos a permitir». Juanito Mediavilla tiene una legión de amigos que lleva tiempo tratando de echarle una mano para impedir que se ejecute el lanzamiento. Lo han intentado de todas las maneras, haciendo todo tipo de consultas, recurriendo a distintos abogados. Esperan que una de las últimas intentonas -la presentación de un preconcurso de acreedores para personas físicas- paralice el proceso ejecutivo para, a partir de ese momento, poder deshacer el entuerto y reconducir la situación. Con todo, los amigos de Mediavilla se han conjurado para hacer todo el ruido posible si no hay novedades antes de ese día 20.  «No lo vamos a permitir», aseguran.

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