Las llamas recorrieron casi ocho kilómetros en línea recta en poco más de cuatro horas, calcinó tierras de cereal, arrasó un monte de pinos de 65 hectáreas al lado de Fresno de Rodilla y avanzó sin control hasta las inmediaciones de Santa María del Invierno. Por fortuna, cuando el frente -de casi un kilómetro- llegó hasta este pueblo el fuego había perdido fuerza, gracias a las labores de extinción de en torno a 70 bomberos -entre efectivos de la Junta, Burgos y la Diputación- y a la colaboración de numerosos vecinos de los pueblos de alrededor.
Se trata del incendio más grave del verano en la provincia. Según el alcalde de Fresno de Rodilla, Fernando Núñez, ayer se quemaron 200 hectáreas de terreno, entre las que destacan un pinar de titularidad compartida con la Diputación, que ocupa unas 65 hectáreas entre la localidad y la N-I (La Brújula), con árboles de unos 60 años de edad.
El incendio se originaba a las 14,30 horas, poco más allá de la gasolinera de Quintanapalla, en una parcela de cereal, si bien la Junta aún no ha determinado las causas. El viento soplaba del sur y condujo las llamas en dirección hacia Fresno de Rodilla a gran velocidad, sin encontrar oposición. Algunos vecinos del pueblo y de Arraya intentaron cortar el avance hacia una montaña de pacas de paja, pero no pudieron. Una dotación de Bomberos de Burgos se dispuso a sofocar el fuego en ese punto, pero de pronto se produjo una deflagración que no produjo heridos pero que arrastró las llamas más allá de la BU-V-7022, justo hasta un terreno de pinos recién repoblados. Desde allí hasta el bosque el incendio no dio tregua, avanzó a gran velocidad sorteando Fresno por el oeste.
A esas horas la Junta había movilizado los helicópteros de Pradoluengo y Medina de Pomar, dos aviones con base en Agoncillo (La Rioja), dos bulldozer y tres camiones autobombas. Al margen de los efectivos que manejan estos aparatos, desplazó dos cuadrillas aerotransportadas, tres de tierra, dos técnicos y cuatro agentes medioambientales. La Diputación envió dotaciones de Belorado, Briviesca y Miranda y la capital trasladaba dos camiones. En total, en torno 70 efectivos.
La cabeza del incendio progresó en dirección noroeste esquivando el monte de pinos que puede divisarse desde la N-I y la autopista y destruyendo tierras de labor y pastos. Habitantes de la comarca con todoterrenos y tractores intentaron dirigir las llamas hacia los cultivos de girasol -menos proclives a la combustión- cavando zanjas desde el límite de Fresno hasta Santa María del Invierno.
Los vecinos de esta localidad y los de Villaescusa la Sombría y Piedrahita observaban preocupados cómo avanzaba el frente hasta sus municipios. Rápidamente se organizaron en cuadrillas para apoyar las labores de extinción de los medios de la Administración. Pertrechados con palas y otros aperos agrícolas acudieron hasta el cerro por donde descendía el incendio para tratar de sofocarlo. Los cortafuegos y la presencia de las vías del ferrocarril -la línea Madrid-Hendaya- contribuyeron a detener el avance del fuego, que se quedó a unos 500 metros de las casas de Santa María. Quedaba controlado a las 20 horas. Las continuas pasadas que practicaron avionetas y helicópteros para derramar agua sobre la cabeza también contribuyeron a frenar la virulencia de las llamas.
El pinar de 60 hectáreas de Fresno es la mayor superficie arbolada que ha ardido este verano en la provincia de Burgos. A pesar de que el fuego pasó a gran velocidad, tal como comentaban los vecinos, arrasó algunas copas, aunque otras conservaron su verdor. Habrá que esperar a la primavera, indicaba el regidor municipal, para «ver cómo les ha afectado el paso del fuego». «Si los pinos rebrotan en esa época, el daño habrá sido menor, aunque los que sí se han perdido ya seguro son los ejemplares recién repoblados junto a la carretera», indicaba. Los vecinos del pueblo utilizaban este pinar como zona de recreo y era uno de sus grandes atractivos. De hecho, era una ruta obligada para los turistas que se alojan en la casa rural del municipio.