Disfrutaba de unas breves vacaciones en el Parador de Lerma, pero cuando se enteró de la noticia del atentado contra el semanario Charlie Hebdo supo que sus días de descanso tocaban a su fin. Su teléfono empezó a echar humo, pues numerosas instituciones y medios de comunicación contactaron con él para solicitar su análisis sobre el ataque yihadista de París. Ayer a mediodía se desplazó hasta la capital burgalesa e hizo un hueco a Diario de Burgos.
El atentado del miércoles contra el semanario Charlie Hebdo, ¿hace presagiar una oleada de ataques yihadistas en occidente, incluida España?
Es muy previsible que atentados como los de Bruselas, Ottawa, Sidney y el del miércoles en París puedan repetirse en nuestras sociedades a corto plazo. Que se desate o no una oleada de actos de terror depende de la eficacia de los servicios de inteligencia y de las agencias policiales. Pero es cierto que el yihadismo global está ahora más extendido y es más diverso que nunca desde finales de los 80 y principios de los 90. Y la amenaza del terrorismo global para las sociedades occidentales es la mayor desde el 11-S. Y esto es así no solo por los últimos atentados sino por el aumento de los focos de amenaza terrorista para Europa, que no están solo en Oriente Próximo sino también en el norte de África. Además, en esos focos hay más fuentes de terror apuntando a Europa. Además de Al Qaeda están las organizaciones vinculadas al Estado Islámico.
Ahora el terror no es exclusivo de los herederos de Bin Laden.
Ahora el yihadismo global lo comparten dos movimientos, no solo Al Qaeda. La nueva matriz, el Estado Islámico, compite con la primera por la hegemonía dentro del islamismo global. Una competición que se traslada a escenarios de especial interés para Europa: Oriente Medio y el norte de África. Hacia Oriente Medio han acudido más de 3.000 individuos europeos para vincularse a actividades yihadistas del Estado Islámico, pero también con la rama siria de Al Qaeda. Y en el norte de África está la amenaza histórica de Al Qaeda procedente del magreb islámico, a la que se han unido en los últimos 3 años organizaciones yihadistas de Túnez, Argelia y Libia. Todas estas organizaciones están más interesadas en consolidarse en Oriente Medio que en proyectarse a otros ámbitos. Pero es evidente que en sus proclamas hay amenazas explícitas hacia los occidentales, lo cual es motivo de inquietud. Pero no conviene olvidar que los principales afectados por el terrorismo son Afganistán, Pakistán, Siria, Irak y Nigeria. Y la inmensa mayoría de las víctimas son musulmanas, igual que las sociedades que desbaratan.
¿El avance del Estado Islámico en Oriente Medio está exacerbando las inclinaciones extremistas de una parte de la población musulmana en Europa?
Hasta 2010 y desde 2006 se había producido una decadencia del terrorismo yihadista por el declive de Al Qaeda, que no atravesaba por su mejor momento. Sin embargo, la extensión de Al Qaeda en Irak, que hasta 2013 se denominaba Estado Islámico de Irak, había continuado su actividad terrorista con gran frecuencia e intensidad, sin que los atentados contra los chiíes fueran noticia en Europa. Cuando se inicia el conflicto en Siria, el Estado Islámico de Irak decide actuar allí y pasa llamarse Estado Islámico, una vez que en verano de 2014 crea el Califato. Con ello, no solo consigue una expansión territorial sino que logra la adhesión de sectores vulnerables a la radicalización en Europa. Gracias a esta percepción exitosa de su insurgencia en Siria e Irak y al extraordinario uso de las redes sociales y de los dispositivos de propaganda están teniendo un efecto en la movilización de jóvenes musulmanes en Europa, que ha alcanzado cotas desconocidas. Francia es el país más afectado. Es donde más individuos deciden adherirse al yihadismo e incluso trasladarse a Oriente Medio para formar parte del Estado Islámico. También están Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Dinamarca o Suecia.
¿España no está en ese grupo?
La movilización de yihadistas procedente de España hacia Oriente Medio y norte de África es más de 10 veces inferior a la registrada en Francia. Pero, claro, Francia es nuestro vecino del norte y Marruecos el del sur. Y la movilización en Marruecos es extraordinaria. Hablamos de más de 2.000 individuos. España se encuentra en un entorno de movilización yihadista sin precedentes que afecta al norte de África y a países europeos muy cercanos al nuestro. En España la movilización es menor porque el yihadismo está afectando a los países europeos cuya comunidad musulmana está compuesta por segundas y terceras generaciones, descendientes de inmigrantes. Pero en Italia y España no es así, aquí hay asentadas por ahora solo primeras generaciones. Aunque hay una excepción. En Ceuta y Melilla hay segundas y terceras generaciones consolidadas. Y, curiosamente, de estas dos ciudades procede el 70% de los detenidos en los últimos 3 años por actividades relacionadas por el terrorismo yihadista. Hasta 2012 solo el 5% del total de condenados había nacido en España. Desde 2013 siete de cada diez detenidos han nacido aquí, sobre todo en Ceuta y Melilla.
¿Considera que el atentado constituye una venganza por la publicación hace tres años de las viñetas sobre Mahoma?
Siempre que hay atentados yihadistas hay que distinguir causas de pretextos. Los pretextos no nos deben hacer perder de vista que es el salafismo yihadista el que inspira todos los atentados. Esta ideología es ferozmente antioccidental, que adoctrina a individuos vulnerables en el odio hacia los infieles en general y hacia los occidentales en particular. La causa del terrorismo yihadista hay que buscarla en la expansión del salafismo a través de mezquitas, prisiones, universidades y centros educativos. Una vez que un joven se adhiere a estos movimientos justifica la violencia. Que lo practiquen contra unos u otros blancos depende de las circunstancias y del contexto en que estos individuos se encuentran.
El miércoles los terroristas no usaron bombas ni aviones, sino armas de fuego. Además, buscaban objetivos concretos. ¿A qué obedece este cambio de método respecto a atentados anteriores?
El análisis de un incidente no nos debe llevar a generalizar. Los terroristas son fanáticos, pero son racionales. Si el almacenaje de sustancias explosivas está muy controlado optan por otros recursos cuya letalidad puede ser menor pero cuyo impacto mediático es similar. Parece que los últimos atentados siguen el patrón del Estado Islámico, con el uso de armas de fuego y el componente de la adicción a la barbarie, derivada de una lectura del Corán todavía más belicosa de la que hacía Al Qaeda. De la competencia entre Al Qaeda y Estado Islámico por la hegemonía del yihadismo global cabe deducir que no solo luchan por controlar territorios sino por ver quién es la primera de las organizaciones que comete actos espectaculares en occidente, con uso de bombas, con gran espectáculo y alta tasa de letalidad. Y eso es algo que los servicios de inteligencia han de parar.
¿Están los terroristas cada vez mejor preparados al adherirse al Estado Islámico?
El repertorio terrorista de Estado Islámico y de Al Qaeda es muy variado. Hacen uso de suicidas, de bombas, de todo tipo de arma. En el caso del Estado Islámico es cierto que sus entre 25.000 y 30.000 miembros cuentan con destrezas incluso mejores que las de Al Qaeda. Esto se debe a que el Estado Islámico ha incorporado a su liderazgo y a sus estructuras de mando antiguos militares del Ejército de Sadam Husein, generales y miembros de su servicio de inteligencia. Con ello, su capacidad destructiva es extraordinaria. No sabemos si los terroristas de París acudieron a Oriente Medio a entrenarse o si se adiestraron a sí mismos con las instrucciones que proporciona el Estado Islámico en sus publicaciones habituales, en lengua árabe, inglesa y francesa.
¿Cómo debería reaccionar la comunidad musulmana?
La inmensa mayoría de los musulmanes se mantiene en posiciones abiertas y moderadas del Islam. Eso sí, han de hacer frente con mayor determinación a los yihadistas. Deben hacer valer su voz y alinearse de un modo más claro con la sociedad democrática para evitar que los terroristas se salgan con la suya. Y deben movilizarse. En España los pronunciamientos son limitados. Y llama la atención que se manifiesten segmentos de la población musulmana por ofensivas israelíes que causan muertes en Gaza pero que no se movilicen por las más de 200.000 que hay en Siria e Irak, o por la masacre de chiíes, o por el genocidio de cristianos. Además, en Europa estamos fracasando con los programas contra la radicalización yihadista. Hay que sensibilizar a la opinión pública sobre estos problemas, porque este terrorismo puede provocar cambios sociales indeseados, como el incremento del extremismo musulmán y el crecimiento de actitudes xenófobas y racistas.
¿Cómo pueden controlar las fuerzas de seguridad a estos terroristas, que normalmente forman células que actúan con casi total autonomía?
Después del 11-S se extendió la idea de que el terrorismo yihadista se había desestructurado, carecía de jerarquías, no tenía estrategia, etc. Pero esto no es así. El terrorismo se ha ido haciendo polimorfo. Cuando hablamos de Al Qaeda y Estado Islámico hablamos de organizaciones muy bien articuladas, con diferenciación funcional a niveles, con liderazgo y con estrategia. No debemos confundir sus estrategias de descentralización con la atomización o la desorganización de este fenómeno. Esto no está ocurriendo.