¿Se ha parado alguna vez a imaginar que sonido tendrían aquellos elementos que nosotros percibimos como insonoros? ¿Qué melodía asociaría por ejemplo a un interruptor de luz? Los alumnos del colegio Sagrada Familia sí que se lo han planteado y su imaginación ha atribuido una música a los dispositivos con los que todos interactuamos en la vida cotidiana.
El resultado de este laboratorio acústico ha sido una mesa de mezclas en la que sensores e interruptores conforman una singular ‘orquesta’ con más de setenta sonidos y ritmos asociados con los que experimentar. Una iniciativa pionera en la que se dan la mano ramas tan dispares como la tecnología o el arte.
El proyecto, impulsado por Ignacio Monterrubio, ha sido premiado por la Consejería de Educación por su carácter innovador. El docente ha puesto la dirección, y las manos de los alumnos de 4º de la E.S.O han sido las encargadas de dar forma a una idea que se fue gestando tras múltiples visitas al estudio de Javier Larreina, un escenógrafo que aportó al grupo una perspectiva diferente de los espacios, enfocada a romper con las estructuras convencionales.
A partir de ahí, decenas de maquetas y trabajo sobre el papel antes de que el reciclaje de carteles permitiera poner en pie la peculiar mesa, con la que ahora, aprenden desde los más pequeños hasta los mayores del colegio. «Es una forma diferente de aprender, mucho más dinámica», admiten Silvia y Asier, dos de los alumnos que más empeño han puesto al proyecto.
Pero este particular método de enseñanza, aunque ahora haya visto la recompensa con el premio, no es nuevo. Hace siete años que Ignacio Monterrubio aplica una didáctica distinta en su aula y lo que empezó siendo un simple software pasó a convertirse en un blog con audioguía y podcast, y con los los años, a alumbrar iniciativas peculiares como un suelo sonoro o ahora la mesa acústica.
El objetivo, conseguir una mayor implicación de sus alumnos en el aprendizaje, se cumple. Solo hace falta ver la cara de los menores, y el orgullo con el que hablan de sus creaciones, para corroborarlo. Pero lejos de acomodarse, por la mente de Monterrubio y sus pupilos ya fluyen nuevas ideas que seguramente, en breve verán la luz, y como no, serán muy sonadas.