La celosía que sostenía el techo del obrador sufría daños por la humedad

I. Elices / Burgos
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Los bomberos han emitido un primer informe sobre las causas del hundimiento. Los dueños temen que habrán de derruir toda la nave y parar al menos 8 meses la actividad.

Una de las empleadas besa a Mirela Cantemir para consolarla. Al fondo se aprecian las vigas del techo caídas sobre la nave. - Foto: Patricia

Mirela Cantemir y Manuel Suárez alquilaron el obrador Hermanos Hernando a principios del año pasado. El derrumbe de 150 metros cuadrados de cubierta de la nave que ocupa en el 194 de la calle Vitoria se produce «mucho antes» de que hayan podido «amortizar» la inversión. El valor de la maquinaria destruida como consecuencia de la caída de cascotes asciende a unos 200.000 euros, según sus primeros cálculos. «Y eso que se han salvado los hornos, que son los más caros y los últimos que compramos», recuerda con tristeza Manuel.

Panadero desde hace 14 años decidió a primeros de 2013 que el horno de Las Quintanillas se le quedaba pequeño para elaborar al mismo tiempo el pan y los dulces que su clientela le demandaba. Surgió la oportunidad de alquilar la nave de Gamonal y así lo hizo. Eso le permitió a él y a la copropietaria, Mirela Cantemir, abrir despachos en Lavaderos, Grandmontagne, Laín Calvo y soportales de Antón, además del que disponen en la misma calle Vitoria.

El parque de Bomberos de Burgos remitió ayer un informe al departamento de Licencias del Ayuntamiento en el que apuntan a que el techo cedió «por un deterioro de las cerchas por humedades». En la zona que se vino abajo hay unos vierteaguas que han podido dañar los elementos arquitectónicos en que se sustenta la techumbre que se vino abajo.

Han acudido a visitar el lugar un ingeniero municipal y un arquitecto, pero será un técnico de la sección de Licencias el que realice el estudio y establezca qué medidas hay que tomar, si hay que derribar el resto de la nave o no. Este edificio fue construido en el año 1968 y no formaba parte del catálogo de inmuebles con la obligación de pasar la Inspección Técnica, le tocaba en 2017, según la edil de Licencias, Dolores Calleja.

Manuel y Mirela son muy realistas y están seguros de que habrá que tirar todo el obrador, «salvo el puesto de venta, que forma parte de los bajos del portal 194 de la calle Vitoria. «Si se ha hundido del techo también corre peligro el resto, no puede entrar nadie a trabajar ahí», afirma la copropietaria. Yes que a la 1 de la madrugada del domingo tres trabajadores huían del recinto a tiempo, segundos antes de que se viniera abajo la cubierta. Oyeron crujir la estructura y observaron que caía arenilla del techo, por lo que rápidamente abandonaron la nave. Eso les permitió salvar la vida.

Según su pronóstico tardarían un mínimo de cuatro meses en derribar la nave y levantar otra nueva, tiempo al que habría que sumar cuatro meses más para la instalación de la maquinaria, el mobiliario y la puesta a punto. Lo que ambos quieren ahora es que los seguros, tanto el suyo -como arrendatarios- y el de propietario  del edificio se pongan de acuerdo para empezar a trabajar en la puesta en marcha de la actividad.

Los cinco establecimientos con que cuenta en la capital permanecen cerrados y lo peor de todo es que no saben en qué fecha podrán colgar de nuevo el cartel de ‘abierto’. En estos momentos, mantienen negociaciones con un obrador para elaborar las pastas, pasteles, tartas y dulces, y así reabrir cuanto antes sus despachos y poder suministrar género a otras tiendas y locales de hostelería. En el caso del pan, aún no han encontrado una solución. Les corre prisa volver de nuevo a la actividad, por sus clientes, pero también por los 12 empleados con que cuenta el negocio.

«Esto nos va a obligar a estar parados demasiado tiempo, no nos los podemos permitir», afirmaba Manuel Suárez. Mirela Cantemir, también apesadumbrada, indicaba que estaban aún lejos de «amortizar la inversión».