La iglesia de San Lesmes, una de las más emblemáticas de la ciudad, va poco a poco recuperando su esplendor gracias a las labores de restauración que se están acometiendo. La última ha sido la de la fachada oeste, la que da al río, cuyos resultados podrán contemplarse a partir de mañana cuando se retire todo el andamiaje.
La voz de alarma en esta fachada saltó el 22 de septiembre del año pasado cuando se desprendieron unas piedras de la espadaña que se precipitaron al vacío sin causar daños personales a nadie, pero que hicieron necesaria la intervención de los bomberos para retirar los trozos desprendidos y consolidar la zona afectada. No era la primera vez, de modo que el párroco decidió que la restauración no podía demorarse más.
Las primeras inspecciones por parte de la dirección facultativa, a cargo del arquitecto Blas Barbero y el aparejador José Ramón Cabezón, y de la empresa restauradora Nueve Vertical dejaron claro que era necesario realizar una restauración en profundidad de la fachada oeste y de la espadaña debido a la gravedad de los daños. El coste de la actuación se ha elevado a 160.000 euros, que han sido sufragados por la parroquia, y ha estado supervisada por la Comisión Territorial de Patrimonio.
Durante tres meses la fachada ha estado cubierta por un gran andamio para facilitar la realización de los trabajos que han consistido en la limpieza de la piedra, la apertura de las juntas y su posterior rejuntado con mortero de cal y diversos tratamientos consolidantes e hidrófugos, según explican desde la empresa Nueve Vertical.
Además se han desmontado por completo los pináculos y, tras su consolidación, se han montado con ensamblajes de acero inoxidable y resinas y se han recuperado las cruces de su parte superior.
Los técnicos de restauración también desmontaron varios paños aplacados de piedra de una intervención anterior y los han sustituido por piedra de páramo similar a la del conjunto del edificio.
Otra de las actuaciones ha sido la limpieza de las vidrieras del rosetón y de los ventanales, donde también se han realizado algunas reparaciones y sellados, así como cambiado algunas de las mallas de protección.
Humedad y contaminación
Finalmente, se ha dado un tratamiento más singular a alguno de los ornamentos como los escudos y a la portada y se han protegido con planchas de plomo alguna de las zona más expuestas al agua de lluvia. Precisamente la humedad (de la lluvia y el río y también la contaminación de tráfico rodado que circula frente a esta fachada han contribuido al deterioro.
La restauración ha permitido comprobar los ricos relieves que presentan las campanas, fundamentalmente alusivos a la pasión (cruz, escaleras, lanzas, columna, clavos o corazón de Cristo.
En los últimos años se han restaurado también las fachadas sur y norte, así como también se ha procedido al arreglo del tejado.
En el lugar que hoy ocupa la iglesia del patrón de la ciudad hubo una capilla dedicada a San Juan Evangelista como lo atestigua un documento de 1085. En el año 1097 San Lesmes fue enterrado en esa capilla, que pasa a llamarse San Lesmes. En 1382 fue derribada y se construyó una iglesia.