Podían sospechar que el disfraz que habían elegido para la noche de Carnaval no iba a pasar inadvertido e incluso que podría haber a quien no le pareciera de buen gusto que se vistieran con una chapela y una capucha blanca como la que utiliza ETA para ocultar su identidad cuando lee los comunicados. Pero lo que seguro no se podían imaginar, a juzgar por sus incrédulas caras, es que pasada la una de la madrugada aparecieran cuatro dotaciones de la Policía Nacional, les requisaran el atuendo y un cartel, les identificaran y les informaran de que podrían haber cometido un «delito de enaltecimiento del terrorismo», relataba tras lo sucedido uno de los protagonistas.
A la chapela y la capucha, los jóvenes aportaron de su cosecha un chándal para completar su indumentaria y un cartel con el lema ‘Gamonal Presoak’ con el dibujo del mapa de la provincia de Burgos. De esta forma, querían ironizar sobre las afirmaciones del Ministerio de Defensa de que en los disturbios contra el bulevar de la calle Vitoria habían participado radicales venidos de fuera. La ropa deportiva obedecía a las bromas que siempre han existido sobre cómo se viste en el barrio. De ahí, que unieran las dos cosas y se bautizaran a sí mismos como ‘aberchándal’.
La sorprendente escena ocurrió en las traseras del Mercado Norte en la noche del viernes al sábado y entre los comentarios que se escuchaban entre los pocos curiosos que se habían percatado de la situación estaban las desaprobaciones por la desproporción de los medios policiales pero también alguna recriminación por el disfraz escogido. El asunto se quedó ahí y no fue a más.