Que a la tercera vaya la vencida

ÁLVAR ORTEGA / Burgos
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El Aparejadores pisó su primera final copera en 2021, pero no tuvo nada que hacer ante el Alcobendas. El curso pasado volvió, pero el VRAC le robó el título en el último suspiro... y ahora busca revancha

Tomás Carrió (d.) y Kalo Kalo (i.), en la final de la Copa del Rey de la temporada pasada. - Foto: Patricia

Dicen que a la tercera va la vencida y a esa expresión intentará darle la razón el Recoletas Burgos Caja Rural (Aparejadores) esta noche en la final de la Copa del Rey que tendrá lugar en el Estadio Ciutat de Valencia a partir de las 21:00 horas. El conjunto burgalés estará arropado por más de un millar de seguidores a pesar de estar muy lejos de Burgos y el apoyo de uno de ellos servirá como motivación, pero no será la única. El bloque gualdinegro quiere la revancha tras haberse tenido que conformar en las dos ocasiones previas con la medalla de plata. Ahora ya no vale. Colgarse el oro y levantar el primer título de la Copa del Rey en la historia del club es el único desenlace contemplado.

Las dos decepciones llegaron en 2021 y en 2023, aunque la primera de ellas no lo fue como tal. Apenas dos temporadas después de haber pisado la élite por primera vez, el proyecto liderado entonces por el técnico sevillano Juan González se plantó en la final de la Copa del Rey de la temporada 2020/21 siendo la revelación de aquella edición. La experiencia en Albacete, donde se celebró la final poco después de que se levantasen las restricciones derivadas de la pandemia de la covid, es un recuerdo imborrable para los cerca de 700 burgaleses que se desplazaron. De hecho, la derrota en el Estadio Carlos Belmonte frente al Alcobendas (13-37) no fue un jarro de agua fría, ya que el equipo madrileño era el gran favorito y el burgalés pagó su inexperiencia, no teniendo posibilidad alguna de ganar.

Sin embargo, aquella derrota sirvió para creer. El club no se había quedado muy lejos de levantar su primer título nacional y siguió apostando más y más. El argentino José García, segundo entrenador hasta entonces, pasó a liderar el banquillo y entonces decidió reforzar el cuerpo técnico con su compatriota José Basso. Igualmente, la plantilla siguió dando saltos de calidad hasta alcanzar el curso pasado las dos finales: la de Copa del Rey y División de Honor.

Y en la primera de ellas, tan difícil fue llegar a Sevilla como encajar la derrota in extremis ante el VRAC Quesos Entrepinares. La Cartuja acogió la final copera justo el día después de que se celebrase el partido homónimo, pero de fútbol, entre el Real Madrid y el Osasuna. Hoteles agotados y buses reservados desesperaron a una afición que, sin embargo, reunió a 300 fieles que se desplazaran con la ilusión de ver a los suyos celebrar. Pero no pudo ser... aunque estuvo cerca.

El VRAC ensayó a dos minutos del final para remontar una final que el Recoletas Burgos Caja Rural ya veía suya. El partido acabó 29-25 y tanto el equipo como la afición acabaron desolados, pues esta vez la posibilidad de conquistar la Copa del Rey sí que era realista. E incluso fue muy real por momentos, pero el equipo vallisoletano demostró por qué lleva dominando el rugby nacional tanto tiempo. Y por si ese desenlace había sido poco cruel, el título liguero se escapó días después en una final que incluyó prórroga y en la que el bloque pucelano se impuso de nuevo.

Un año después, el contexto es el mismo, aunque el Aparejadores ya llega con más experiencia y posibilidades, pues durante la fase regular de la División de Honor ha demostrado que lo del curso pasado no fue una casualidad, perdiendo tan solo dos partidos y terminando como líder. Además, comenzó el curso ganando en septiembre al VRAC en el Pepe Rojo, toda una liberación que, además, supuso el primer título de la historia del club: la Supercopa de España.