Una denuncia por 'okupación' cada 9 días

FERNÁN LABAJO / Burgos
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Esta práctica anida en casas vacías y se multiplica por cuatro en una década. Se da especialmente en inmuebles del 'banco malo' o que están semiabandonados

Los moradores que okuparon un piso en la calle Calatravas de la capital dejaron la vivienda completamente destrozada. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Hace unas semanas, en Baños de Valdearados, los vecinos llamaron a la Guardia Civil tras ver cómo una familia trataba de okupar una vivienda que se encontraba vacía. Su alerta fue clave para frustrar un allanamiento que, casi con total seguridad, se hubiera alargado en el tiempo. Han sido varios los casos similares conocidos en la provincia y algunos se volvieron crónicos, como el de la calle Santa Clara, el cual se resolvió hace bien poquito. También en calle Emperador, donde los residentes incluso creen que fue el origen de los problemas con la quema de vehículos. Desde luego, y sin llegar a ser tan grave como en Madrid o Barcelona, la usurpación de inmuebles ha comenzado a ser un problema en Burgos. En apenas una década, las denuncias se han multiplicado por cuatro.

Según la información facilitada por el Ministerio del Interior, el pasado 2023 las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado tuvieron constancia de 40 allanamientos de vivienda. Son 29 más que hace apenas diez años y un número muy similar al de los tres últimos ejercicios. Fue en 2021 cuando se produjo el gran incremento. Nunca antes se habían contabilizado tantos casos, lo que prueba que la okupación tiende a cronificarse en Burgos.
Estas 40 usurpaciones de inmuebles no sólo se reducen a la capital, sino que se dan también en muchos pueblos donde se hallan decenas de viviendas vacías. Abogados que están especializados en el asesoramiento de desokupaciones apuntan a que suele ser un modus operandi muy extendido. No en vano, saben que por un lado es más difícil que alguien consiga echarles si se 'cuelan' y fijan dicho lugar como residencia habitual. Más complicado aún es si poseen niños menores, pues se les suele considerar vulnerables.

En la ciudad hay determinados barrios que han sufrido la peor cara de la okupación, con viviendas usurpadas y vandalizadas durante años por sus moradores. En ocasiones incluso se han ido encadenando allanamientos casi de manera impune. En el Crucero pueden dar buena cuenta de ello. En la calle Ángel García Bedoya, varias personas estuvieron viviendo en unifamiliares durante años de manera ilegal. Los problemas causados llegaron hasta el punto de que una de las casas ardió.

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