Burgos se queda sin suelo para poder acoger grandes factorías

G. ARCE / Burgos
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El CAE y La Abadesa no se activarán a tiempo (en los próximos 5 años) para ofertar al mercado alternativas de hasta 100.000 metros cuadrados que sí ofrecen otras capitales competidoras y de las que ya carece Villalonquéjar

Los últimos espacios XL de Villalonquéjar.

Bridgestone inauguraba la pasada semana su almacén de 44.500 metros cuadrados (m2) en Villalonquéjar IV, un hito logístico para el fabricante de neumáticos (con capacidad para gestionar 800.000 unidades) y también para Burgos. Un hito que no se volverá a repetir en los próximos años al menos que la ciudad se espabile para habilitar nuevos espacios con capacidad suficiente para acoger a las industrias XXL, aquellas que demandan superficies de 100.000 m2 o más y que son las que están atrayendo grandes inversiones multinacionales a España en los últimos años. 

Con Bridgestone, que ha ocupado más de 97.000 m2 en Villalonquéjar IV, el principal polígono de ciudad se ha colmado. Salvo que se cambie por la vía de urgencia el uso terciario (comercial) de los 73.000 m2 vacíos desde hace años que miran a la circunvalación de Villatoro (y se resuelvan las cuentas con su antiguo adjudicatario, Bricoleal), apenas habría tres emplazamientos de 40.000 m2 disponibles, pero juntando parcelas pequeñas, en terrenos desiguales de nivel (en algunos casos), aunque todavía bien comunicados.

Sí, hay 101.000 m2 reservados para un gran complejo de naves nido, pero ocupan una parcela también en desnivel y no rectangular, en la que primero se proyectó un gran complejo de naves en cooperativa (Peristilo) y finalmente se ofertó para la instalación de la fallida fábrica de llantas china.

Burgos se queda sin suelo para poder acoger grandes factoríasBurgos se queda sin suelo para poder acoger grandes factorías - Foto: ALBERTO RODRIGO

La gran logística, la que está comprando o alquilando a terceros (llave en mano) gran cantidad suelos no solo necesita espacio regular para levantar grandes naves automatizadas, sino enormes playas que permitan el movimiento constante y ordenado de camiones y suelo de reserva para futuras ampliaciones. 

Villalonquéjar IV tiene ya comercializado casi el 70% de su espacio (acaban de venderse 5.723 m2 a Acequisa y 8.673 a Gestta Medioambiental) y aún dispone de suelos por un importe mínimo de 31 millones de euros, pero diseñados para pequeños asentamientos industriales, que también son necesarios e irán surgiendo, pero que están lejos de los requerimientos actuales del mercado.

Solo hay una estrategia válida: Burgos ha asentado a su gran industria, como demuestran las últimas inversiones realizadas por Campofrío, Pepsico o Bridgestone, entre otras industrias, y ahora tiene que atraer nuevas implantaciones disponiendo de suelo suficientemente amplio y atractivo para convencer a las empresas y también a la Junta de Castilla y León, administración que está avalando (y repartiendo) las grandes implantaciones industriales en la Comunidad. 

Competidoras. El problema de Burgos se visualiza perfectamente en lo que están haciendo dos provincias competidoras del norte de la Península, que en los últimos años han logrado grandes ventajas industriales y en infraestructuras de comunicación (autovías, corredores y terminales ferroviarias, terminales aeroportuarias, etc.). 

Sin ir muy lejos, Valladolid ha habilitado en los últimos meses 141.500 m2 para la ubicación de Switch Mobility, la fábrica de autobuses eléctricos, y otros 1,2 millones de m2 para Inobat, la megaplanta para la fabricación de baterías. En Burgos, estos espacios no existen.

Zaragoza, distante a apenas 300 kilómetros de Villalonquéjar, está jugando en otra división, pues trabaja con los grandes operadores multinacionales que solo miran suelos por encima de los 150.000 m2. Inditex acaba de hacerse con espacios para levantar una nave de 130.000 m2 (y es solo la primera) y los supermercados Lidl con otra de 100.000. 

Son solo algunos ejemplos de una comunidad, la aragonesa, que necesita cubrir 21.500 puestos de trabajo en los próximos meses -en palabras de CEOE Aragón- vinculados a estas grandes implantaciones, que no son solo logística, sino manufactureras y tecnológicas.

VPG da las claves. Además de los 200.000 m2 en parcelas que se ofertan en la ampliación de la Aduana (que están en el mercado, pero sin operaciones cerradas), en Burgos capital solo hay un proyecto en marcha de grandes dimensiones logísticas. Es el VGP Park Burgos, en los terrenos de la antigua Metalibérica, en el polígono Burgos Este, actualmente en el proceso de permisos de obra. 

La multinacional belga ocupa 128.190 m2 y alquila 80.021 m2 de naves, con un mínimo de 5.000 por cliente. En la oferta de espacio logístico que hace esta empresa están algunas de las claves que hacen de Burgos uno de los mercados logísticos nacionales secundarios más interesantes de España.

Un reciente informe The Logistics Property Telescope, elaborado por EY, valora de nuestra capital y provincia el menor precio del suelo con respecto a otros emplazamientos más saturados y el crecimiento notable de la demanda por operar en este territorio. Junto a Burgos están Murcia, Alicante, Sagunto y también León, como alternativas y complementos a los grandes focos logísticos: el centro peninsular (Madrid, Guadalajara, Toledo), Cataluña, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Bilbao y Alicante.

VGP valora de su emplazamiento de Burgos Este el que se encuentra en un enlace estratégico tanto de transportes nacionales (Madrid-País Vasco, Barcelona-Logroño-Vigo), como internacionales (Francia-Marruecos, Portugal-Francia). «La conexión con el eje principal A-1, que une Burgos con Madrid y la frontera francesa ubica a este parque en un lugar exclusivo. La ciudad se encuentra totalmente circunvalada mediante la BU-30 que permite que cualquier tráfico externo evite el tener que entrar a la ciudad y circular hacia su destino en cualquier dirección mediante vías rápidas», señala la compañía.

Significativos son los referentes que se dan a los potenciales clientes: Hay conexión a autovías a un kilómetro, un aeropuerto a 180 kilómetros (lógicamente, no es Villafría, sino Vitoria), oferta comercial a un kilómetro y paradas de autobús a 300 metros. Muy importante la distancia a las capitales de referencia que destaca, por este orden, VGP: Bilbao, a 150 kilómetros; Madrid, 250 kilómetros; Barcelona, 600 kilómetros, y Zaragoza, 300.