La Junta no pagará la reforma de la iglesia del Militar

B.G.R. / Burgos
-

Cultura reconoce que hubo conversaciones «informales» con el rector de la Universidad de Burgos, pero que no puede costear la actuación al «no ser de su competencia»

La antigua capilla quiere convertirse en centro cultural y lúdico. - Foto: Luis López Araico

El empeño que ha puesto la Universidad de Burgos para conseguir la financiación necesaria con la que acometer las obras de rehabilitación de la antigua iglesia del Hospital Militar como centro cultural y lúdico, un proyecto bautizado como Ágora, tuvo una respuesta inicial que la propia institución académica calificó de «compromiso» económico por parte de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte para asumir dicha actuación, tal y como avanzó este periódico a mediados de febrero. Sin embargo, el departamento que dirige Gonzalo Santonja acaba de frustrar esa esperanza al aclarar que no se hará cargo de la mencionada intervención por exceder su competencia.

Fuentes del órgano regional reconocen que han existido conversaciones «informales» al respecto con el rector, Manuel Pérez Mateos, si bien precisan que, como en todo proyecto, debe después «valorarse y estudiarse». Una vez dados estos pasos explican que resulta «imposible» sufragar un proyecto de estas características debido a que  el inmueble carece de protección patrimonial. «No existe ninguna línea para poder actuar», sostienen, aludiendo en este punto a que se trataría de un cometido que depende de la Consejería de Educación.

La academia burgalesa contaba ya con la ayuda económica después de ese «compromiso» de Cultura que anunció, aunque sin conocer a cuánto iba a ascender. Mientras avanzaban esas negociaciones, el Vicerrectorado de Campus y Sostenibilidad fue dando pasos en este proyecto de especial relevancia para el Rectorado al sacar a concurso la redacción del anteproyecto y el de ejecución con un coste de 120.000 euros.

La empresa Enmepolis resultó adjudicataria y dispone de un plazo de siete meses para presentar su trabajo cumpliendo los requisitos establecidos en el pliego de cláusulas técnicas, que recoge un presupuesto de 1,7 millones. Es aquí donde se concibe esa antigua capilla desacralizada, así como la vieja residencia religiosa aledaña, como un Ágora que pretende convertirse en centro de referencia cultural y lúdico del campus burgalés.

Referencia cultural. El inmueble dispone en su conjunto de más de 1.000 metros cuadrados de superficie construida y está planteado como un gran escenario de nuevos eventos y sede para algunos de los que vienen desarrollándose desde hace años como son los casos del Festival Escena Abierta, el Ciclo de Teatro Joven o las Noches del Clunia. Además, se ha pensado como espacio para albergar el Coro y la Orquesta de la UBU, entre otros recursos, y como lugar abierto no solo a la comunidad universitaria sino a toda la sociedad, contando para ello con una cafetería y comedor, y zonas de descenso y esparcimiento en el entorno.

La idea de convertir este templo en contenedor cultural fue aprobada hace ya dos años por el Consejo de Gobierno de la Universidad de Burgos, que desde el principio mostró su esperanza de poder financiarlo a través de fondos europeos o con una aportación extra de la Consejería de Educación dentro del Plan de Infraestructuras. De hecho, son varios los responsables académicos que valoran como insuficientes los 1,2 millones que recoge este último programa para poder llevar a cabo nuevas inversiones en el campus público más allá del dinero que se tiene que destinar al mantenimiento de las infraestructuras en funcionamiento. Con el silencio como respuesta, al menos por el momento, la institución llamó a otras puertas como la de la Consejería de Cultura, si bien la respuesta dada no coincide con el planteamiento inicial con el que trabajaba ya la academia.