Villafría no será nodo básico y el Directo, fuera de la red

L.M. / Burgos
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El Parlamento Europeo ratificó ayer la revisión del plan que relega a la terminal ferroviaria burgalesa a un segundo plano en favor de Valladolid o León

La terminal logística tiene comprometidas inversiones desde Bruselas... pero de cara al año 2050. - Foto: Luis López Araico

Por una abrumadora mayoría de 565 votos a favor, 37 en contra y 29 abstenciones, el Parlamento Europeo aprobó ayer miércoles de manera definitiva la revisión del plan para completar proyectos que forman parte de la Red Transeuropea de Transporte (RTE-T).

Esta decisión, que ya se dejó entrever a finales del año pasado cuando publicó un primer borrador, dilapida las aspiraciones de la terminal logística de Villafría a auparse como nodo básico -una categoría superior a su actual denominación de global- dentro del mapa del ferrocarril del Viejo Continente.

Del mismo modo, supone la confirmación definitiva de que el tren Directo entre Madrid y Burgos -vía Aranda de Duero- no cuenta, al menos de manera inicial, con el respaldo ni del Gobierno central ni de Europa. Ninguna de las dos administraciones han incluido esta línea dentro de sus proyectos de futuro. Sí que figura, por contra, la Ruta de la Plata, una conexión ferroviaria entre Astorga (León) y Plasencia (Cáceres) que se encuentra prácticamente desmantelada. Sin embargo, el Ejecutivo decidió meterla dentro del paquete de proyectos que envió a Bruselas, que también ha dado su visto bueno. No obstante, ha quedado relegada a la red global, donde se encuentran las infraestructuras de menor prioridad.

Sea como fuere, la decisión que tomaron ayer los parlamentarios europeos aboca a Villafría a un segundo plano (nodo global) en comparación con otros epicentros logísticos de su entorno. Por ejemplo, la terminal que se levanta actualmente desde cero en Valladolid -previa inversión de más de 100 millones de euros- o las de León y Vitoria sí que gozarán del estatus de nodo básico.

La diferencia entre ambas categorías, lejos de ser baladí, conllevará un déficit de inversiones públicas made in Bruselas que puede desencadenar un terremoto entre la industria burgalesa. Y es que mientras que los proyectos incluidos en la red básica contarán con financiación antes de que termine el 2030, los de la global tendrán que esperar su turno al menos hasta 2050 (...).

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