David Hortigüela

Tribuna Universitaria

David Hortigüela


Bilingüismo en las aulas: ¿realidad o ficción?

29/11/2023

Hace unos 15 años vivimos un auge exponencial de los centros bilingües. Muchos colegios e institutos se acogieron a las secciones bilingües, lo que les permitía impartir una o varias asignaturas en otro idioma. Se vivió una situación en la que parecía que si un centro educativo no tenía esa sección se había quedado anticuado o era de segunda categoría. Muchos se adhirieron a estas secciones. Sin embargo, esta situación ha generado mucha polémica, tanto en familias como en profesorado, lo que ha derivado en que actualmente muchos centros estén reculando. 

Se empezó la casa por el tejado, otorgando acreditaciones lingüísticas al profesorado, en algunos casos con un nivel de inglés cuanto menos cuestionable. Recordar en este sentido cómo, por ejemplo, en Castilla y León, se acreditó a todo el profesorado que tenía un nivel B1 a un nivel B2, tan solo realizando un curso intensivo. Esta carencia formativa, ya no solamente de nivel, dejó de lado algo que año tras año se fue comprobando, y es que, para la enseñanza de una segunda lengua, y más en asignaturas que no son el idioma en sí mismo, es imprescindible dominar la metodología de aplicación en el aula. Metodologías como CLIL (Content and Language Integrated Learning) han demostrado su relevancia e impacto positivo. Sin embargo, la administración educativa no exigió en ningún caso este dominio metodológico, por lo que el popurrí estaba servido. Cada docente, como buenamente pudo, aplicó un método u otro, en algunas ocasiones siguiendo los libros de texto de algunas editoriales que lo único que hicieron fue traducir la versión en castellano. Esto derivó en un sinsentido, como por ejemplo que el niño en primaria tuviera que memorizarse las partes de la flor en inglés cuando no se las sabía ni en castellano. El uso comprensivo del contenido para aplicarlo a través de una segunda lengua quedó de lado. 

Otro problema importante es la ghetificación que se generó en muchos casos a la hora de crear los grupos bilingües. Normalmente, estos grupos estaban integrados por alumnado con el mejor expediente académico, formando parte de los no bilingües aquellos alumnos más problemáticos o con más necesidades, algo que sin duda no fomentaba la inclusión. Determinadas evidencias demostraron cómo en muchos grupos bilingües disminuía el nivel de aprendizaje de los contenidos propios de la asignatura, además de no mejorar el nivel del idioma, lo que nos lleva a la situación actual de querer volver al punto de partida. Se demandan más horas de inglés, de francés, pero no impartir otras asignaturas en un segundo idioma hasta que el alumnado no tenga un buen nivel en el mismo. Para ello, la evidencia científica ha demostrado la importancia de otorgar más relevancia a los aspectos fonológicos y comunicativos por encima de los meramente gramaticales, con el fin de utilizar el idioma desde el comienzo y romper esa desinhibición y vergüenza en su uso.

Han sido muchos los recursos económicos y personales empleados, parece que no de forma óptima por parte de la administración. Todo esto debería de servir de aprendizaje, y antes de enmarcarse en un proyecto de tal calado como este, se analicen con pausa, criterio y fundamentación de la evidencia, los beneficios y perjuicios que pueda conllevar.