Lou Matilla

Déjame que te cuente

Lou Matilla


La luz que no puedes ver

13/12/2023

Mucho se ha hablado en las últimas semanas sobre la pírrica iluminación navideña del abeto vienés instalado este año en la Plaza Mayor, un episodio bastante triste y lamentable para ser una época del año en la que se supone que debería imperar la buena sintonía y la alegría; pero ya saben eso de que nunca llueve a gusto de todos y aunque hubieran instalado mil millones de luces por toda la ciudad, estoy segura de que no sabríamos ver la luz que trae consigo la palabra Navidad, porque hemos dejado de mirarnos dentro para mirar fuera, hipnotizados por el consumismo absurdo e innecesario que nos arrastra.

La verdadera luz no es la que reflejan las múltiples bombillas; la verdadera luz es esa que no podemos ver pero sí podemos sentir; es esa que está a nuestro lado y que a veces no sabemos apreciar.

No creo que exista un día mejor que hoy, jornada en la que se celebra el santoral de Santa Lucía, patrona de las personas ciegas, para reflexionar sobre la luz y la Navidad; me pregunto si alguien en algún momento ha pensado en las personas con discapacidad visual a la hora de montar los distintos espacios navideños que hay por la ciudad; estoy segura de que nadie lo ha hecho. 

Desde hace ya algún tiempo venimos siendo testigos de la eliminación de barreras de comunicación en distintos ámbitos, ya sean públicos o privados como lo son, por ejemplo, la inclusión de subtítulos en charlas y conferencias o la presencia de signantes en conciertos e incluso en el canto del Himno a Burgos en las fiestas mayores; cita que se ha convertido en tradicional y que las personas con discapacidad auditiva agradecen enormemente.

Ojalá en un futuro se pensara también en las personas con discapacidades visuales para que pudieran disfrutar de alguna manera el ambiente navideño y que no fuera únicamente con la alegría (o tortura) de los villancicos que suenan interminablemente por las calles. No pueden ver, pero sí pueden tocar, oler y por lo tanto, sentir. Quizá con la instalación de un espacio interactivo con diversos elementos navideños y alguien guiando sus manos en este emplazamiento, se podría conseguir que sintieran la Navidad como se merecen; con las mismas oportunidades que los demás, porque todos somos iguales. O eso dicen.

¿Se lo imaginan?