Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Adicciones

06/05/2024

Son estudiantes de Comunicación Audiovisual de la UBU, y contactaron conmigo para que interviniera en un documental que están montando sobre adicciones. La música de fondo, por decirlo de alguna manera, es el cambio generacional que se está produciendo en ese resbaladizo mundo, en el que se ha pasado de la situación en que los padres ayudaban a los hijos a salir de ese agujero, y ahora son los hijos de esos padres que, tras muchos años aún siguen consumiendo, quienes intentan ayudar a sus progenitores a dejar el consumo. Ha cambiado la dirección del viento. Ha pasado suficiente tiempo para que esto suceda y el asunto bien merece una reflexión.

Lo normal, si es que en estas cosas hay algo normal, es que por imitación los hijos sigan el camino de los padres, y eso es lo que yo viví profesionalmente atendiendo a hijos de consumidores que acababan imitando el modelo, pero no siempre es así. Afortunadamente, puede suceder al revés, que el drama vivido inmunice para no replicar el modelo. Las drogas son una epidemia, una más de entre todas las que vivimos aunque algunas no estén relacionadas con sustancias sino con comportamientos: la invasión de las pantallas en la vida de las personas es la más emblemática actualmente, y tiene una característica distintiva respecto a las anteriores: está haciendo estragos desde la edad infantil; antes los hijos de heroinómanos no consumían heroína, ahora los padres enganchados a pantallas bendicen el rito iniciático con ellos.

No crean que exagero, las pantallas están por todas partes, en el asiento trasero de los coches, en las mesas de los restaurantes, amplíen ustedes la lista. Aquí, los hijos no saldrán al rescate de los padres, pero quizás algún día les reprochen este comportamiento.

Ninguna adicción divierte, todas esclavizan. «Si nos hubieran dicho lo que nos iba a pasar no hubiéramos hecho lo que hicimos». Esta reflexión oí a más de uno de mis pacientes refiriéndose al consumo intravenoso de heroína en los años 80, los de la Movida, en los que desde los escenarios se espoleaba a que el que no estuviera puesto se pusiera. Y se pusieron, y lo pagaron con su vida. 

Esos alumnos harán un buen documental. Y habrá que agradecérselo.