La crítica -
Por Juana Samanes
Documental de contenido inédito desde el momento en que se ha rodado en el interior de 12 monasterios españoles con la misión de descubrir que lleva a una persona, del siglo XXI, a renunciar a la vida mundana y recluirse en un lugar donde llevará una vida monástica.
Filmado en lugares recónditos donde se encuentran estos monasterios, enclavados algunos en parajes naturales de gran belleza y con una arquitectura impresionante, la fuerza de este film radica en los testimonios de monjes y monjas que nunca son rotulados con su nombre, que hablan de temas que a todos nos preocupan: la vocación, la felicidad, el sufrimiento, la vida y la muerte. La cámara se introduce en los espacios donde oran, donde realizan sus trabajos (muchos de ellos en las faenas de la tierra), donde comen etc… A algunos espectadores les asombrará que algunos son personas jóvenes que, como dice uno de ellos, "no es una huida del mundo sino un ir hacia Dios".
Como se comprueba por sus declaraciones, llama la atención que, aunque todas órdenes son de vida contemplativa, esos religiosos ven con más clarividencia, y describen con más tino, lo que ocurre en la sociedad que los que vivimos fuera de esas paredes.
Primera producción de Bosco Films y Variopinto Producciones, asombra lo bien que se desliza su desarrollo gracias al carisma de algunos de los entrevistados y sus testimonios, algunos asombrosos, que nos hablan de conversiones tras haber tenido vidas rozando el límite, como uno de los monjes que antes de tomar hábitos realizaba practicas esotéricas o demoniacas, según confiesa, u otro procedente del mundo artístico que eligió los hábitos tras lograr el éxito profesional.
Quizás uno de los apartados más interesantes es cuando declaran la dificultad de comprender el sufrimiento humano si no se le da su sentido y destilan paz cuando hablan de la muerte que "es parte de la vida, el último capítulo".
La radiografía que hacen del mundo actual tampoco tiene desperdicio "vivimos acelerados, la gente tiene miedo a la muerte, al dolor, y hay una angustia tremenda". De ahí que hablen de la importancia del silencio espiritual para encontrar las respuestas adecuadas al sentido de la vida. O, como dice una monja anciana, "Tratar de florecer donde Dios me ha plantado"