Los equipos directivos de los colegios e institutos temían el regreso a las aulas después de las vacaciones de Navidad tras un primer trimestre del curso que había transcurrido con cierta normalidad. Entre el 9 de septiembre, cuando comenzaron las clases, y el 18 de diciembre, cuando terminaron, el número de aulas confinadas fue de 260, lo que representa un 8,6% del total de unidades (en torno a las 3.000 este curso debido a los desdobles), según los datos facilitados por la Dirección Provincial de Educación.
A pesar de esos recelos y en líneas generales, el primer mes del segundo trimestre (a falta de las cifras de hoy) se ha saldado con medio centenar de grupos cerrados en una treintena de centros de la capital y la provincia que corresponden, principalmente, a la etapa de Infantil, seguida de Primaria y con tan solo uno de Bachillerato y otro de un ciclo formativo de FP. Hay que tener en cuenta que en el primer caso y hasta primero de Primaria se trata de grupos de convivencia estable y se confina a toda la clase, mientras que en el resto deben darse tres positivos para que se proceda a tomar esta medida.
La cifra no dista mucho de la de septiembre, cuando se contabilizaron 45. Sin embargo, esta última aumentó notablemente según avanzó el tiempo, con 73 en octubre y hasta 108 en noviembre, el peor periodo de pandemia en Burgos hasta el momento alcanzando el municipio la tasa de contagios más elevada de España. Ya en diciembre bajó hasta las 34, teniendo en cuenta que este mes comenzó con el cierre de uno de los edificios del colegio Liceo Castilla (Maristas), afectando a un total de 19 grupos.
«El arranque de este segundo trimestre está siendo contenido en las aulas», explican fuentes oficiales, al tiempo que precisan que todos los contagios registrados durante este tiempo lectivo «provienen del ámbito familiar». En este sentido, subrayan que en el entorno escolar la situación se «controla» al cumplirse los protocolos sanitarios y el rastreo de los posibles positivos. «Esto se debe a la implicación de toda la comunidad educativa», subrayan, no sin antes hacer también referencia a la situación sanitaria de Burgos, cuya incidencia, a pesar de haber aumentado, continúa siendo la más baja de la comunidad autónoma.
A pesar de todo, hay centros que han retomado las clases con mejor o peor fortuna. Es el caso del Alejandro Rodríguez de Valcárcel, que en estos momentos cuenta con dos clases de Infantil confinadas. Su directora, Catalina Pascual, reconoce el temor sobre lo que podría ocurrir tras las vacaciones navideñas y las reuniones familiares. Al respecto, asegura que los positivos detectados no se han producido dentro del aula y que, aunque la mayoría de los progenitores están respondiendo a los protocolos fijados, ha percibido «cierta relajación» en algunos casos. Por ello, señala que el centro insiste de forma constante en que se cumplan las medidas sanitarias fuera de sus instalaciones.
El Liceo Castilla (Maristas) también tiene un aula de Infantil en cuarentena. Un regreso que está siendo «mejor de lo esperado», aunque enmarcando esta afirmación dentro de la «cautela» porque la situación «puede cambiar de un día para otro». «Tuvimos un trimestre muy duro», reconoce su responsable, Jesús Javier Martín, quien admite haber estado «pensando en la vuelta» durante las vacaciones. Sostiene que nada distinto se está haciendo en el centro este trimestre respecto al anterior, cumpliendo a rajatabla con los protocolos, por lo que considera que hay circunstancias que resultan «incontrolables».
A un factor «suerte», además al cumplimiento escrupuloso de las medidas, apela el director del instituto Pintor Luis Sáez, José Antonio Virumbrales, quien admite que preveía un inicio de las clases «mucho peor» que el que han tenido. «Pensábamos que iba a haber una avalancha de casos», afirma, añadiendo que las cifras actuales reflejan que tanto el número de alumnos en cuarentena como de positivos «es la mitad que el de la segunda ola». No obstante, matiza que «el centro es un trocito de la sociedad burgalesa», en referencia a las cifras sanitarias que presentaba la capital el pasado noviembre.
Virumbrales hace hincapié en que todos los contagios que han registrado han tenido su origen fuera del instituto, aplaudiendo el comportamiento de la mayoría de los alumnos: «Están siendo muy respetuosos con el cumplimiento de las normas». Aunque aún no se ha cerrado ningún aula, se muestra prudente porque considera «todos los centros lo están haciendo bien».
De las 50 aulas confinadas este mes, 7 se notificaron ayer y corresponden a 6 grupos de Infantil de Los Vadillos, Sierra de Atapuerca, Miguel Delibes, Fernando de Rojas, Santa María (Aranda) y Nuestra Señora de Altamira (Miranda), así como a otro de Primaria del Antonio Machado. Por orto lado, el Ayuntamiento ha cerrado otros tres grupos de la escuela infantil de Villalonquéjar, que se suman a un cuarto en el que se adoptó la misma medida el pasado día 20 y cuyos alumnos regresarán hoy al haber dado todos negativo salvo uno.