Borja Palencia y Sofía Martínez | Mecatrónica Industrial en el Centro Simón de Colonia
«He aprendido la teoría en la universidad, pero a mancharme las manos, en el taller»
La variedad de perfiles entre los alumnos de Formación Profesional incluye a aquellos que optan estos estudios nada más concluir la ESO, o sin haberla termina, los que acceden tras superar el Bachillerato e incluso la EBAU, y aquellos que deciden cursarlos para incrementar los conocimientos prácticos que han adquirido en un grado universitario. El caso de Borja Palencia López, de 24 años, resulta algo más atípico por cuanto ha decidido hacer un parón en su carrera (Ingeniería de Organización Industrial) para cursar el grado superior de Mecatrónica Industrial en el centro Simón de Colonia, donde comparte clase con Sofía Martínez, arandina de 18 años que es la única mujer matriculada.
Tras un curso como erasmus en Italia, Borja decidió posponer su último año de ingeniería en la UBU para conocer de cerca la realidad de su formación. «La teoría la conozco, pero no la práctica porque no la hemos visto en la Universidad. Quería estar en el taller y mancharme las manos», asegura este joven que accedió a los estudios superiores tras terminar el Bachillerato de la rama de Ciencias de la Salud y cuyo principal objetivo, una vez acabado este grado superior, no es otro que el de concluir su carrera de ingeniero.
César Pérez Maté estudia el Grado medio de Informática en el Juan de Colonia. - Foto: Jesús J. MatíasA Sofía siempre le ha gustado el mundo de la tecnología. Cursó el Bachillerato Tecnológico en el instituto Vela Zanetti de Aranda de Duero y lo tuvo totalmente claro. «No quería hacer un grado universitario. Buscaba algo práctico y con salidas laborales a medio plazo», explica, acompañando su decisión con la de querer salir fuera de su lugar de residencia para vivir la experiencia, decantándose por la capital.
Reconoce que al principio le costó, aunque ahora se muestra muy contenta por la determinación tomada. Uno de los motivos no era otro que el de ser la única mujer en clase, aunque tampoco el principal, mientras que en el lado académico se ha tenido que familiarizar con asignaturas que nunca antes había cursado, como la de Dibujo. Por lo demás, no tiene más que parabienes para esta opción de estudios, tanto por su contenido como por los compañeros y profesores.
Borja se refiere, precisamente, a la docentes del centro. «Saben mucho de lo que enseñan y hacen que lo pueda entender cualquier persona. Estoy muy contento», subraya, al tiempo que compara la experiencia actual con la de la universidad, donde predominan los apuntes y las horas de estudio teóricas, pero escasea el contacto directo con el campo de trabajo al que va orientado la carrera. «Solo cuando entras en el taller es cuando realmente entiendes muchas cosas», manifiesta.
Entre sus salidas profesionales está la de jefe de mantenimiento. A Sofía le gustaría trabajar en una gran empresa que le ofrezca la posibilidad de formarse en el extranjero, mirando hacia Michelin, en su ciudad natal, mientras que Borja continuará con el grado. Los dos se muestran satisfechos, aunque reconocen que todavía existen ciertos prejuicios, cada vez menos eso sí, respecto a la Formación Profesional. «Sigue habiendo. Cuando dije que iba a estudiar FP, hubo gente que me contesto que pensaba que iba hacer algo más difícil», confluye Sofía.
César Pérez Maté | Grado medio de Informática en el Juan de Colonia
«Era mi primera opción y me gustaría seguir aprendiendo con un grado superior»
Sus compañeros en el instituto Camino de Santiago optaron de forma mayoritaria por el Bachillerato una vez que superaron la Educación Secundaria Obligatoria. Sin embargo, a César Pérez Maté esto lo tuvo claro desde el principio, ya que su pasión por la tecnología se remonta a su infancia y aquella afición por montar y desmontar ordenadores. Así que, cuando acabó la ESO se matriculó en el grado medio de Sistemas Microinformáticos y Redes.
Desde el primer momento tuvo el apoyo de su familia, que le acompañó en una decisión que no tenía otro objetivo que el de «aprender» de aquello que más le gustaba. También influyó la duración de los estudios, dos años con prácticas en centros de trabajo desde mitad de segundo, que posibilitan «una salida bastante rápida al mercado laboral», teniendo en cuenta las múltiples posibilidades que se ofrecen en su campo de estudio.
Se siente «cómodo» en clase, ya sea con sus compañeros, con los profesores y con los contenidos expuestos. «Es todo mucho más dinámico que comparado con la ESO, donde primaba la teoría en lugar de la práctica», sostiene este joven, quien se queda con Redes Locales como asignatura preferida al abordar todo lo referente al montaje de equipos conectados entre sí. De hecho, es en este ámbito en el que le gustaría realizar las prácticas obligatorias de segundo antes de graduarse como técnico en Informática. No obstante, las opciones son múltiples, ya que en el grado también se imparten conocimientos de desarrollo web.
César reconoce que le gustaría cursar un ciclo superior cuando termine el medio, sin destacar después la universidad, aunque todavía ve lejana esa decisión, si bien valora los estudios de FP como «una opción más» cuando se termina Secundaria.