La solidaridad burgalesa parte hacia Ucrania

FERNÁN LABAJO
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Dos vecinos de la capital recorren 2.700 kilómetros hasta Rzeszow, ciudad polaca fronteriza, para socorrer a personas refugiadas y llevar parte de la avalancha de enseres recogidos en la parroquia de Fuentecillas

La comunidad ucraniana en Burgos se ha visto desboradada por la colaboración. - Foto: Valdivielso

A duras penas uno consigue abrirse paso por los corredores de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario de Fuentecillas. Cientos de cajas, bolsas de ropas, medicamentos, pañales y otros enseres impiden llegar hasta la sala donde Oksana organiza la avalancha solidaria de los burgaleses. El goteo de personas que se acercaron a esta parroquia desde el pasado lunes ha desbordado todas las previsiones. El objetivo de la comunidad ucraniana en Burgos es encontrar medios de transporte que hagan llegar todo este material esencial a sus compatriotas. La primera remesa ya viaja hacia Polonia. Lo hace en una furgoneta conducida por dos vecinos de la capital que pretenden recoger a personas refugiadas y traerlas a la provincia.  

Al volante de este trayecto estará José Ignacio, el marido de Nadia Chmyr, una ucraniana que hace unos días contaba su historia a este periódico. Su familia vivió una auténtica odisea para poder llegar desde Kiev hasta la frontera con Polonia. Tardó casi una semana en alcanzar el país vecino, esquivando misiles y bombas que caían a escasos metros, durmiendo en refugios de conocidos y amigos, circulando por caminos rurales de dudosa fiabilidad. Alcanzada la primera meta, es el momento de alejarse del terror que vive el pueblo ucraniano tras la invasión rusa. 

Pero no toda la familia de Nadia deja atrás su patria. Su hermana y su hermano permanecerán allí para brindar su apoyo a la resistencia liderada por el presidente Zelenski. Hasta Rzesow, una de las ciudades polacas en la frontera con Ucrania donde han llegado más exiliados, tendrán que ir José Ignacio y su hermano para recoger a seis personas, tres de ellas niños, una anciana y una mujer embarazada. Son cerca de 2.700 kilómetros por carretera. Un trayecto que será el principio del fin de la pesadilla para los allegados de Nadia, que ayer no podía contener las lágrimas mientras cargaba la furgoneta con material recogido en Fuentecillas. Al llegar, lo meterán en un autobús de una empresa que todos los días cubre una ruta de ida y vuelta hasta Leópolis (...).

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Oksana no puede evitar emocionarse por todas las muestras de cariño.
Oksana no puede evitar emocionarse por todas las muestras de cariño. - Foto: Valdivielso
Voluntarios cargan la furgoneta con destino Ucrania.
Voluntarios cargan la furgoneta con destino Ucrania. - Foto: Valdivielso

(Reportaje completo, en la edición impresa de Diario de Burgos de hoy jueves o aquí)