Álvaro Enrique de Villamor ha vuelto a la ciudad de donde descienden sus raíces -su padre era del Valle de Losa- para representar al país que le ha dado una familia y al que lleva vinculado desde hace más de dos décadas, cuando se enamoró, primero de Polonia, y después de su mujer. Allí aterrizó por cuestiones de trabajo. Vinculado al sector inmobiliario, sufrió las consecuencias de la crisis de 2008, perdiendo aquello por lo que había trabajado. A raíz de ese acontecimiento se dio cuenta de que no quería irse del país.
¿Cuál es la posición de Polonia ante las acciones militares que se están viviendo en territorio ucraniano?
Primero, mucha precaución y después temor a lo que está sucediendo. El mismo recelo y prudencia que puede tener cualquier miembro de la OTAN o de la Unión Europea. Desde Polonia la solidaridad está siendo importantísima. Son más que conscientes del peligro al que se están enfrentando y también a la situación de indefensión al verse contra un monstruo como es Rusia.
Polonia tiene frontera con Rusia al norte, con el enclave de Kaliningrado, además de tener límite a lo largo de 300 kilómetros con Bielorrusia, aliado de Putin. ¿Se ve con particular inquietud que la ambición rusa se extienda también a su territorio?
No es hablar de Polonia sólo, es la frontera de la OTAN. Polonia ha sido uno de los países que ha pedido la activación del artículo número 4 del Tratado por el que prevé consultas entre los miembros si uno de ellos siente amenazada su seguridad. Inmediatamente se ha reunido tanto con Alemania como con Francia para ver cómo actuar.
Polonia ya era país de acogida de ucranianos, muchos de los cuales llegaron a partir del conflicto de Crimea de 2014. Casi ocho años después, ¿cómo abordan la llegada de refugiados? Algunas cifras hablan de un millón.
Se están habilitando refugios para poder recibir de manera incondicional a personas que proceden de Ucrania, con y sin documentación. Se ha aprobado una ley de Defensa Nacional especial para poder hacer frente a los posibles acontecimientos que puedan ocurrir en los próximos días. Y, desde luego, se afronta con mucha valentía porque, al final, las decisiones hay que tomarlas tajantes. No valen medias tintas. El Gobierno polaco está actuando con decisión y correctamente.
Tiene usted un currículum muy extenso. Es fundador de la Asociación Pro Tradicional y Cultura Europea (2011), presidente del Instituto Nacional Auschwitz-Birkenau en España (2020) y cónsul honorario de la República de Polonia desde agosto de 2021. No está mal.
Todo se inicia desde la Asociación Pro Tradicional y Cultura Europea. Tras la crisis de 2008 descubrí un país que nosotros habíamos ido dejando en el camino y, de alguna forma, quería darle sentido a todo eso que a mí me había enamorado para poder invitar a otros a ver esos valores. Creé un proyecto de hermanamiento entre territorios europeos y fui construyendo una especie de «embajada cultural» con jóvenes. Después, a finales de 2018, la embajadora Marzenna Adamczyk me ofreció la posibilidad de representar a Polonia asumiendo las funciones consulares en los territorios de Castilla y León y Cantabria. Con la pandemia de por medio, se hizo efectivo en 2021. Y en 2020, dentro de un proyecto que se bautiza como la Red de la Diplomacia de la Memoria, me nombraron representante del Memorial Auschwitz para España en el 75 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial.
Posee también la Cruz de Caballero de la Orden al Mérito Nacional de la República de Polonia. Tiene que ser todo un orgullo...
Pues sí, y desde la nada, porque yo no era nadie en Polonia. Todo surgió como consecuencia de ese trabajo desarrollado a lo largo de tantos años que hizo que desde Polonia se viese con sorpresa y valor el proyecto en el que trabajamos. Los polacos se encontraron con una asociación cultural española que estaba interesada en descubrir a los jóvenes esa parte acallada de su historia. Les pareció fantástico.
¿Cuál es el objetivo que tiene el Instituto Nacional de Auschwitz en España?
Forma parte de un proyecto que se crea desde el Museo Estatal Auschwitz-Birkenau donde España tiene una gran importancia ya que ocupa el tercer puesto en el ranking de visitas. Este interés les llevó a reflexionar y a la conclusión de que realmente Auschwitz no es sólo Memoria Histórica, es una herramienta al servicio de la educación en valores universales. Es educar y entender la importancia de los Estados de derecho democráticos. Entender bien esa solidaridad, ese respeto y empatía al diverso, al diferente.
¿España tiene una asignatura pendiente con eso?
Sí, por supuesto. Aquí tenemos todo por hacer sobre el tema de la Guerra Civil, evidentemente. Y por eso, seguramente, hay tantos españoles que visitan Auschwitz, porque no se atreven a enfrentarse a su problema y necesitan verlo en el exterior, en el ajeno, para descargar esa responsabilidad de enfrentarse a su propia realidad.
¿Por qué la República de Polonia ha elegido la ciudad de Burgos como sede consular para Castilla y León y Cantabria?
La Embajada siempre ha estado muy interesada en poder promover las relaciones con España, especialmente en Castilla y León donde no tenían a nadie y hay tanto paso de polacos por el transporte internacional y el Camino de Santiago. Cuando se me ofreció asumir la representación del Consulado tenía claro que quería a Burgos como sede, donde además quise añadir la jurisdicción de Cantabria por una cuestión sentimental e histórica.
¿Cuál es el número de residentes polacos en su jurisdicción?
No somos la comunidad con más polacos residentes. Entre Cantabria y Castilla y León puede haber cerca de 3.000 polacos instalados en estas dos regiones.
Llama la atención que Polonia tiene siete sedes consulares en España además de la propia Embajada. ¿Eso es normal para otros países?
Es lo ideal. Por mucho que quieran acaparar las embajadas al final la lógica se acaba imponiendo. La labor de los cónsules honorarios es ser la extensión de la Embajada en el resto del territorio y a eso es a lo que dedicamos nuestros esfuerzos.
¿Puede sumarse Polonia a Francia, México, Bélgica, Italia y Marruecos en hermanamiento con la ciudad de Burgos?
Es un tema que se ha hablado hace poco con el presidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE) y les pareció una propuesta muy interesante. Y, aunque no se ha planteado oficialmente, ya está merodeando por nuestras cabezas. La mía en concreto porque me haría muchísima ilusión, sobre todo, con Cracovia.
¿Cuáles son los trámites que se realizan diariamente desde estas dependencias?
Lo primero es la asistencia y orientación a las personas. También creamos vínculos desde el sector académico e incluso empresarial. Estamos gestionando y acercando posiciones para poder favorecer a estas empresas hacia los mercados polacos. Por ejemplo, con negocios del sector vitivinícola.
Para terminar. Polonia es ya la quinta economía de la UE, ¿qué atractivo encuentran los inversores españoles allí?
Es una economía que está emergiendo. Uno se encuentra con un perfil fundamentalmente autónomo. Su carácter es muy superviviente y, como consecuencia, también su naturaleza empresarial. Ese punto es muy importante y muy interesante para la inversión española, que puede encontrarse con una sociedad fuerte y resolutiva.