La Segunda Guerra de Marruecos, también conocida como Guerra del Rif, mantuvo en vilo a España durante más de tres lustros, entre 1911 y 1927, y tuvo en el año 1921 su punto álgido con el famoso Desastre de Annual, la mayor catástrofe bélica de la moderna historia de España, hecho del que se cumplen cien años en julio. España y Marruecos se enzarzaron en una contienda que dejaría como resultado decenas de miles de muertos, el descrédito de un país que lo había perdido prácticamente todo y la aparición de una nueva mentalidad militar que sólo una década después acabaría gestando una sublevación que derivaría en guerra civil. Después de que en 1909 guerrilleros de la región del Rif atacaran por sorpresa a los trabajadores que estaban construyendo la línea del ferrocarril en Melilla, causando numerosas bajas entre los operarios españoles, se produjo una reacción tan inmediata como dolorosa, siendo su ataque un fracaso en el conocido comoBarranco del Lobo, donde perecieron 150 soldados españoles.
Con Alfonso XIII en el trono y Maura como presidente del Gobierno, España, que aún se lamía las heridas por la pérdia de las últimas colonias de ultramar, se lanzó a la conquista del Rif, tomando una impopular medida: la llamada a filas de miles de reservistas, buena parte de los cuales eran únicos sostenes económicos de sus familias, lo que se tradujo en violentas protestas y en huelgas generales. Aunque España logró aquel año imponerse a los rebeldes rifeños, las brasas del enfrentamiento no se extinguieron definitivamente, y en 1911, una nueva sublevación de guerrilleros marroquíes dio origen a la guerra abierta -donde mediaron hasta las armas químicas- que se acabó prolongando hasta el Desembarco de Alhucemas, en 1926, que dio el triunfo a los españoles (con el apoyo de los franceses) y el control total sobre el Protectorado Español en esa zona de Marruecos.
Fueron muchos los burgaleses llamados a filas para combatir en el Rif. Y muchos de ellos murieron. Ahora, cien años después del Desastre de Annual, un libro honra la memoria de todos los caídos en aquel trágico episodio del verano de 1921. El historiador Luis Hernando Arribas ha buceado en archivos para sacar a la luz en la obra Memoria de los desastres las listas de todos los burgaleses combatientes que perdieron la vida en Marruecos (el libro incluye también las de quienes perecieron en Cuba y Filipinas). Se conocía el papel de algunos burgaleses en la contienda con los rifeños, caso de Manuel Ruigómez de Velasco, médico militar de Villasana de Mena que en julio de 1919 protagonizó un valeroso acto que le valió la Cruz Laureada de San Fer nando; también el de Eduardo Pérez Ortiz, militar liberal y político de hondas convicciones republicanas nacido en Miranda de Ebro que desde 1911 participó en la Guerra de Marruecos como teniente coronel de Infantería, donde vivió en primera línea uno de los episodios más terrible del enfrentamientos con Marruecos, el Desastre de Annual. Pero los nombres de quienes allí perdieron la vida habían quedado olvidados en archivos y sus nombres languidecían en los periódicos de la época que daban cuenta de las pérdidas. Hasta que Luis Hernando Arribas los ha honrado incluyendo sus nombres y su lugar de origen en este libro.
En 1921, Abd el-Krim comandaba a las tropas rifeñas, infligiendo a las españolas pequeñas pero continuas derrotas, provocando continuos quebraderos de cabeza al Gobierno español. Sin embargo, el líder cabileño dirigiría en julio de ese año una acción bélica de enorm éxito para sus aspiraciones. La ofensiva, conocida como el Desastre de Annual y en la que los guerrilleros rifeños conquistaron la plaza castrense más importante del Protectorado que defendía el general Fernández Silvestre, se saldó con 10.000 víctimas mortales españolas, de las que 122 eran burgalesas. Se da la circunstancia de que aquel día el monarca español se hallaba en Burgos, celebrando los fastos del VII centenario de la Catedral de Burgos, ajeno a la masacre de sus compatriotas. «Los mandos fueron temerarios y se infravaloró a los rifeños; y las condiciones de los soldados estaban en malas condiciones», explica Hernando, que debe su aventura editorial a José Manuel Renuncio. «La idea del Protectorado era civilizar aquella zona. Y lo que era una acción buena se convirtió en un neocolonialismo cristiano con mucho protagonismo militar», concluye el historiador.
Los 122 caídos en Annual:
Isaac Rojas Abajas
Florentino Munguiro Ahedo Bureba
Emiliano Marquina Ahedo Butrón
Francisco Isla Alfoz de Santa Gadea
Manuel Álvarez Aranda de Duero
Gregorio Gómez Aranda de Duero
Paulino San Miguel Aranda de Duero
Mariano Porras Arraya de Oca
Félix Albaina Condado Treviño
Julián Martínez Los Balbases
Francisco Martínez Baños de Valdearados
Silverio Marañón Barbadillo del Mercado
Pedro Blanco Barbadillo del Pez
Felipe Alonso Belorado
Eusebio Castro Belorado
Basílides Izquierdo Boada de Roa
Ángel Aguarón Briviesca
Gregorio Fernández Briviesca
Pedro Pérez Briviesca
Vicente Bandrés Burgos
Eulogio Delgado Burgos
Saturnino Espiga Burgos
Juan González Burgos
Miguel Hidalgo Burgos
Nicolás López Burgos
Urbano Achiaga Cameno
Dalmacio Pozo Castrillo Solarana
Ramón Vega Castrillo del Val
Serapio González Castrojeriz
Cayo Monzón Cilleruelo de Abajo
Leoncio Mediavilla Coculina
Julio Moreno La Cueva de Roa
Tobías Fernández Fresnedo
Marcelo García Fresnillo de las Dueñas
Miguel Villanueva Frías
Maximiliano Álvaro Fuentelcésped
Toribio Miguel Fuentemolinos
Quintiliano Sanz Fuentenebro
Ciricaco Ruiz Gobantes
Anselmo Presto Gumiel de Izán
Alejandro Teradillos Gumiel de Izán
Anastasio Sainz Herbosa
Lucas Pérez Hiniestra
Domiciano Herrera Hontoria de Valdearados
Basilio Ibeas Hurones
Eusebio Gutiérrez Ítero del Castillo
Félix García Jaramillo de la Fuente
Luis Santamaría Lara de los Infantes
Lorenzo Muñoz Loma de Montija
Félix Angulo Miranda de Ebro
Simón Arnaiz Monasterio de Rodilla
Anastasio Resines Moneo
Tomás Arnaiz Montejo de Bricia
Mariano Martínez Nava de Roa
Donato Mozuelos Nela
Florentino Rodríguez Ocilla
Gregorio Esteban Olmedillo de Roa
Calixto Martínez Olmedillo de Roa
Mariano Picón Oquillas
Cirilo del Río Palacios de Benaver
Pascual Llorente Palacios de la Sierra
Marceliano Arroyo Pampliega
Heliodoro González La Parte de Bureba
Ángel Bastián Pedrosa del Príncipe
Secundino Ganzo Pedrosa del Príncipe
José López Pedrosa de Valdeporres
Manuel Gonzalo Peñaranda de Duero
José Hernán Peñaranda de Duero
Vicente Díaz Piérnigas
Baldomero Sebastián Pinilla de los Moros
Daniel Redondo Pinilla de los Moros
Bernardo Herrero Pinilla Trasmonte
Fabio Ruiz Pradoluengo
Gabriel Sainz Puente Arenas
Eugenio Casas Quintana del Pidio
Saturnino Alonso Quintanadueñas
Mariano Antolín Quintanar de la Sierra
Teodosio Peñalba Quintanarraya
Calixto Suazo Quintanilla del Agua
Félix González La Rebolleda
Manuel Gil Roa
Miguel Alonso Rojas
Buenaventura López Salazar
Eustaquio Hierro Salinas de Rosío
Narciso Martín Sandoval de la Reina
Felipe Fernández San Martín de Ollas
Timoteo Argote San Martín del Zar
Martiniano Ruiz San Medel
Juan Campillo Santa Coloma del Rudrón
Emiliano Sainz Santa Olalla
Jesús Peña Sargentes de la Lora
Félix Peña Sasamón
Eusebio Nebreda Tejada
Justiniano Muñoz Terradillos de Bureba
Vicente García Terradillos de Sedano
Cirilo del Moral Toba
Leoncio López Tordómar
Eustaquio Fernández Tordueles
Celestino López Trespaderne
Aquilino Álvarez Tubilla del Agua
Albino Díez Valdorros
Heliodoro Alcalde Villaescusa del Butrón
Francisco Herrera Villafranca Montes de Oca
Jesús Zorrilla Villalacre
Macario Zorrilla Villalázara
Gerardo Díaz Villalba de Losa
Isamel Sagredo Villalbos
Timoteo Gutiérrez Villanueva de Odra
Manuel Gómez Villarcayo
Francisco González Villarías
Fermín García Villarmentero
Rafael Corral Villasandino
Cosme Arnaiz Villayerno Morquillas
Saturnino Ortega Vivar del Cid
Crescenciano Martínez Zarzosa de Riopisuerga
Mauricio Hernando Zazuar
Benedicto Minguela Zazuar
Valeriano Marín Pineda
Emilio Díez Burgos
Gaspar Gil Burgos
Liborio Pérez Burgos